Esta es la historia de Pedro, Pedro era un pequeño de siete años que vivía con papá y mamá.
Pero siempre a la hora de dormir comenzaba el gran suplicio para él, porque le tenía mucho miedo a la oscuridad.
Cuando su madre lo llevaba a su habitación,
– cuéntame un cuento – le decía –
– Está bien mi pequeño.
Y después de contarle una hermosa historia, su madre lo abrigaba y le daba un beso en la frente, pero él siempre le decía:
– Mami, quédate conmigo, por favor no me dejes solo.
– Duerme hijo – le decía su madre –
– Pero por favor mamá, no apagues la luz.
– Pero Pedro tienes la lámpara de noche junto a tu cama.
– Si mamá, pero si vienen los monstruos,
– Qué monstruos hijo, no hay monstruos ni nada.
Pero cuando su madre se iba, Pedro se cubría completito, de pies a cabeza, con el cubrecama, y solo se le veían esos enormes ojos como dos huevos duros y empezaba a mirar por toda la habitación.
De repente veía un dinosaurio gigante en su pared y por el otro lado veía un enorme oso, con los brazos abiertos como si quisiera abrazarlo.
Y en ese momento comenzaba a llorar gritando
– ¡Mamá, mamá!
Una y otra vez…
De repente su madre llegaba muy apresurada y espantada por los gritos de su hijo.
Rápidamente, encendía la luz de la habitación
– ¿Qué Paso Pedro?
– Mamá, en mi habitación hay un dragón gigante.
– Debes estar soñando hijo,
– No, mamá, también hay un oso inmenso que me quiere abrazar, yo no quiero quedarme aquí, mamá.
– Mira Pedro, no hay nada.
– seguro se metieron debajo de la cama mamá. – Repetía Pedro –
Debajo de la cama no hay nada Pedro, puedes tú mirar.
– Mamá, te puedes quedar conmigo.
– Está bien, me quedaré solo hasta que tú te duermas.
– Cuando su madre apagó la luz, pudo darse cuenta de que lo que Pedro veía era las sombras de la ropa que estaba colgada en la pared.
– Mami, allí está el oso y el dragón.
Susurraba al oído de su madre.
Su madre se paró y encendió la luz de la habitación y le dijo
– Pedro mira, esas son las sombras de la ropa colgada en la pared. Así que no tienes por qué preocuparte, hijo.
-Yo guardaré toda esa ropa dentro del armario, así tú verás que no hay nada aquí.
– Si mami, ya se fueron que bueno.
Luego su madre le dijo:
-Toma esta cajita hijo mío, cuando tú tengas mucho miedo, escríbelos en un papelito y guárdalos en esta cajita, luego ciérrala y verás que poco a poco tus miedos desaparecerán, al igual que tus tristezas.
De repente su madre lo abrazó tan fuerte que Pedro sintió que todos sus temores y miedos empezaron a desaparecer gracias al amor y el apoyo de su madre.
Así que cada vez que Pedro sentía miedo, lo escribía en un papel y lo guardaba dentro de la cajita que su madre le había dado y colocado junto a su cama.
FIN
OPINIONES Y COMENTARIOS