Vários chicos corren trás un balón, tal vez alguno de ellos tiene el sueño de ser un gran futbolista, en su interior sin comentarlo a nadie, para evitar burlas, juega y va detrás de aquel balón: todo sucio, mojado de agua puerca. Después de que la lluvia o alguna casa haya botado agua en la calle.

El más pequeño y más travieso corre a alta velocidad dándole tremenda patada; pobre balón sin poder defenderse, recibe y recibe y se oyen los gritos de los jugadores al ganar.

Cansados los más grandes esperan de pie su turno, dejando que defiendan el frente los más pequeños. 

Van a sus casas a beber agua fría o a temperatura ambiente, eso no importa con tal que les quite la sed y salen, corren, brincan y vuelven tras el balón que pareciera que huye de aquellos locos desaforado.

Aún siendo de tarde y por poco quedándose sin zapatos, detrás de ese balón lleno de barro, rasguñado por la acera al ser pateado con fuerza por algún jugador, es disparado y rebota, haciendo un ruido furioso contra el suelo, el pobre balón mal trecho llega y choca contra una pared.

Pudo ser recién comprado, tantas patadas que recibió que parece un balón viejo, pero el juego no se detiene, excepto por la llamadas de las madres. 

Cada chico para su casa, ya el juego terminó; deben bañarse, comer y prepararse para dormir. «Mañana tienen que ir a la escuela».

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