El Ratoncito de los Dientes

El Ratoncito de los Dientes

Jose Valentin

17/08/2023

En la noche, cuando todos ya están dormidos, tiene lugar un evento sin igual: la premiación de los ratones de los dientes. En un rincón de la casa, debajo del piso, se reúnen los ratoncitos de los dientes. Cada uno trae consigo la fotografía de los dientes de un niño. Mientras los niños duermen, un ratoncito muy despacito trepa hasta la cama y les hace cosquillas. Los niños, al reírse, abren la boca, y es ahí donde el ratoncito “Chas” toma una foto de sus dientes.

Un día, uno de los ratoncitos, el más chiquitito, subió al cuarto de una pequeña niña para tomarle foto a sus dientes. Pero ese día, la niña no se había lavado los dientes, y en la fotografía salieron unos dientecitos sucios. Cuando el ratoncito presentó la foto en la premiación, el jurado lo calificó muy mal y solo le dieron un pedacito de queso. El ratoncito se quedó muy triste, mientras que los otros ratoncitos que habían entregado sus fotografías con dientes muy limpios recibieron bastante queso y saltaban de alegría.

Al día siguiente, el ratoncito, muy animado, subió nuevamente a la habitación de la niña para tomarle foto a sus dientes. Pero también ese día, la niña no se había lavado los dientes, y en la fotografía volvieron a salir unos dientecitos sucios. Cuando el ratoncito presentó la fotografía de los dientes sucios, el jurado nuevamente lo calificó muy mal y solo le dieron un pedacito de queso. El ratoncito nuevamente se quedó muy triste, salió de la premiación y se fue a la cocina a buscar algo de comer porque el pedacito de queso que le habían dado era muy pequeñito y se quedó con mucha hambre.

Estando en la cocina, no encontró nada que comer y se puso a llorar. De repente, la niña de los dientes sucios entró también a la cocina. Encendió la luz y encontró en un rinconcito al ratoncito triste. Se acercó y le preguntó por qué estaba llorando.

El ratoncito le contó todo lo que había sucedido. La pequeña niña se compadeció de él y lo abrazó. Le dijo al ratoncito: «No estés triste, ratoncito. Mañana sí me lavaré los dientes, te lo prometo». El ratoncito se calmó y sonrió. «¿De verdad? ¿Y te lavarás los dientes todos los días?» – preguntó emocionado el ratoncito. «Sí», respondió la pequeña. El ratón saltó de alegría, diciendo: «¡Yupi, yupi, bravo, yupi, ye!»

Al día siguiente, la pequeña niña se lavó tres veces los dientes, y en la noche, cuando el ratoncito le tomó fotos a sus dientes, estos salieron muy limpios. Los presentó en la premiación, y el jurado esta vez se alegró con él y le dio un gigantesco pedazo de queso. El ratoncito feliz comenzó a saltar y a repetir: «¡Yupi, yupi, bravo, yupi, ye!» Desde ese día, la niña se lava tres veces al día los dientes, y el ratoncito es premiado con mucho queso.

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