Pienso que soy una persona injusta muchas veces, lo digo porque hay ocasiones en las que la vida te da cosas que no sabes cómo usarlas y que después las pierdes porque no nunca las tocaste.
Conocí a tantas personas en la vida, pero ninguna como ella, no era cualquier persona eran de esas personas que te marcan para siempre. Ella era alguien que soñaba con ayudar al mundo, ella era tan pequeña pero tanta grandeza en su corazón, tan firme en lo que decía y hacía, era optimista, una persona valiente, audaz, una persona con un gran espíritu.
Vestía desaliñadamente, quizás eran de esas personas que cuando las miras a simple vista, piensas que no son la gran cosa, pero cuando hablas con alguien así te llena de tanta curiosidad.
Te explico, esta fue mi historia, hace veinte años conocí a Amy, tan dulce, tan tierna, tenía yo en ese entonces diecinueve años, mientras que Amy tenía diecisiete, iba caminando por las calles de la ciudad enojado, puesto que antes de salir de casa discutí con papá, salí a caminar, era lo único que me relajaba, no me di cuenta en que momento caí al suelo por el choque que tuve con ella, me moleste más pues todos se reían porque cayó sobre mí el helado que traía consigo, fue su culpa, no realmente si tan solo hubiera caminado mirando de frente no me habría pasado eso, ella se disculpó pues dijo que la culpable era ella por salir corriendo de la heladería, en fin creo que ambos tuvimos la culpa.
Después de lo que sucedió ella me sonrió, tomo su pañuelo y me limpió, me dijo su nombre y en donde vivía, yo la mire sin entender por qué me decía quien era, pero no fue eso lo que me llamó la atención, fue su carisma y sin darme cuenta mi enojo había pasado, me preguntó si quería cenar con su familia, yo le dije que no nos conocemos y que su familia pensaría mal de él, ella me dijo te equivocas la verdad no tengo amigos, mamá y papá han querido desde siempre conocer a mis amigos, pero yo no les he podido decir que no tengo ninguno, eres la primera persona que no me dice nada por mi apariencia, reconozco que no visto bien, o tal vez no me vea como las demás chicas de mi edad, quizás sea por eso que no puedo ser aceptada. La escuché firmemente decir cada una de las cosas que decía, pensé por un instante en decirle que cómo fuera posible que no tuviera amigos, si hablar con ella me relaja, apenas la conocí y sentía tanta libertad en poder hablar con alguien.
Acepté, y aquella tarde cenamos con sus padres, me presenté y les dije que era un gran amigo y que la cuidaría siempre que fuese posible. Aquel día después de cenar regresé a casa papá estaba preocupado, le pedí disculpas mencioné que no volvería a pasar y que trataría de no ser tan inmaduro, que si tengo problemas podía contar con él, al final de cuentas es lo único que tengo.
Amy es una de las personas que te enseñan tanto en la vida, ella gustaba ayudar a la gente que no tenía nada, cada noche salía a repartir alimento a los pobres, eso lo hacía junto a su madre, entendí que vestía de tal manera para demostrar que no hay porque tener vergüenza de usar cualquier ropa en cualquier estado, simplemente ella se sentía bien estando así, al contrario de mí, que era un joven adinerado, pero que no tenía lo que más quería, a su madre.
Mamá falleció por una bala perdida, papá no hizo nada porque justo la noche del incidente había tomado con sus amigos de trabajo debido a los años de creación de la empresa, yo me encontraba en casa mirando televisión, y mamá como todas las noches hacía lo que Amy lo hace también, llevar comida a los pobres y enfermos, me culpé tanto por no haberla acompañado, culpé a papá por no haber hecho nada, pero gracias a Amy volví a recobrar el sentido de mi vida, Amy no es cualquier persona, siempre diré que fue las personas que llegan a tu vida para cambiarla, ella lo hizo, me hizo recordar lo bueno de la vida, que aunque haya perdido personas valiosas en mi vida, no me encontraba solo, ella tan solitaria pero tan gentil y bondadosa, las personas que la conocían la amaban mucho, a ella no le importaba si no tenía amigos solo quería tener alguien de verdad en su vida, tanto ella como yo comprendimos eso cuando nos conocimos.
Ahora ya tengo treinta y nueve años, y sigo pensando en Amy, después de que sus padres se mudaron fuera del país no supe más de ella, no puede como contactarla, solo espero que cuando la vida nos reencuentre decirle que gracias a ella puede sonreír nuevamente.
Y es así como encuentras personas que no permanecen en tu vida, pero te hacen cambiar el mundo que creías que no tenía sentido, recuerda que no estás solo tal vez algún día de la nada te tropieces con una Amy.
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