Despierto hambriento de ti
sediento de ahogarme en el abismo profundo de tus ojos verdes
para agonizar allí al son de tu respiración aletargada.
Anhelo beber los silencios misteriosos de tu boca
incendiarme en tusonrisa triste
desmalezando tu cabellera de trenzas rubias
y construir sueños infinitos
corriendo a tu lado sobre la senda que aleja la dicha del dolor.
Amanecí atragantado por la espada candente de un adiós
y una esperanza hecha mujer
luchando mano a mano con los monstruos del tiempo
que amenazan ésta
mi compulsión de alimentarme de ti.
Joaquín Lourido
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