Había soñado con su muerte tal y como sucedería: cuatro años tres meses y un día antes de que aconteciera; en una noche de alcoholes abundantes, comidas suculentas y magnificas mujeres. Aquel pasaje onírico con detalles tan nítidos, habría pasado a ser un sueño más, de no ser, porque a partir de aquella noche, toda su cotidianidad parecía seguir el guion que lo llevaría a ese momento fatal en el que se desencadenaba lo soñado. Vivía tratando de torcer el rumbo, poniéndole trampas al guion y terminaba sorprendiéndose en los actos que ya conocía.
El cadáver aparecía con el rostro ladeado al borde de la bañera, conservando aún una semisonrisa quizás en señal de su momento de placer postrero; en toda su anatomía no aparecía más signo de violencia que las pequeñas heridas producidas por los incisivos de una dentadura pequeña sobre la masa macro fálica que aún conservaba parte de la erección, los pequeños orificios sobre la base del glande destilaban dos hilillos de sangre que corriendo por el cuerpo del falo contorneaban la cadera y terminaban por diluirse en el agua de la bañera la cual aún sin la coloración que le aportaba la sangre presentaba un color rojo vino incluida la espuma del producto en gel que inundaba con su aroma penetrante toda la habitación.
Muchas cosas no estaban claras en la escena y quizás no estarían, hasta no ser vividas. Existía un victimario,pero no se sabía causa de la muerte,¿o era muerte natural?
Por el tamaño de las mandíbulas que habían mordido el glande podían pertenecer a un niño, a una persona de boca muy pequeña, o inclusive un animal.Lo primero sugería una aberración, en lo segundo, faltaría por precisar el sexo de dicha persona y si existía algún vínculo entre ella y la víctima y en el último de los casos, la posibilidad de un animal, resultava más aberrante aún.
En fin había suficientes tareas para cualquier detective privado o inspector policial. Además, el despertar ocurría en un momento del sueño en el que solo podía precisar, que moría; sin que se le develaran los acontecimientos posteriores a la muerte, lo que si sucedía, con toda una secuencia de hechos en tiempo anterior a la misma.
Por lo general; para consolarse, trataba de achacar la causa de semejante pesadilla al nivel alcohólico y orgiástico, en que se había dormido la noche del sueño, pero tenía que descartar la hipótesis; los aromas, lugares y personas que habitaban el pasaje onírico, eran en absoluto los lugares que frecuentaba, por lo que, para el que no soñaba, nunca, la premonición que le develaba Morfeo, lo atormentaban cada fracción de tiempo que tenía que vivir.
Vivir así se convertía en una constante zozobra que trataba de no exteriorizar y se decía:
Tranquilo Víctor, esta mierda es como vivir con SIDA o cualquier otra enfermedad terminal…
Pero terminaba respondiéndose:
pero,¿ porqué coño tiene que tocarme esta pesadilla precisamente a mí?
Su vida se convertía en un eterno círculo vicioso entre el tratar de variar el curso del guión del sueño y la indecisión de hacer confidente a alguien de su terrible situación. Había pensado en el suicidio, pero no era hombre de dejarse vencer por las dificultades y morir antes del tiempo , seria como hacérsela fácil a Cronos y Morfeo. por lo que había decidido, de la forma más discreta posible, asumir, la investigación y solución del acertijo de su sueño, por su propia cuenta.
La habitación, en la que aparecía, el cadáver, era su cuarto de baño, de eso no tenía dudas y las dimensiones y características físicas del occiso, hasta en sus características genitales, correspondían con las de su cuerpo; dos o tres detalles, se convirtieron en sus objetivos de investigación: el gel de la bañera, con su aroma, no eran comunes a sus costumbres ya que por lo general usaba jabones y el aroma de azucenas que emanaba y se fijaba en su cerebro durante la pesadilla, no se correspondían con el olor de ningun gel de baño que se comercializaban en el mercado,al menos en su barrio.
El segundo punto a investigar, tenía que ver con la causa de muerte; una mordida, en el miembro eréctil, habrían sido, dolorosa, pero las del sueño aún con su sangramiento, podían haber malogrado una buena orgía, pero no eran suficientes para matar a nadie, por lo que la causa del deceso eran un enigma.
Los narcóticos, o barbitúricos, no formaban parte de sus costumbres y su salud no presentaba ninguna dolencia que pudiera ocasionar la muerte; por lo que su investigación, de forma preliminar, se centraba, en localizar, la posible boca de la mordida en su glande y en localizar un producto, de gel de baño, con aroma y color similar a los de su escena mortuoria…
Esa noche, en brazos de Morfeo durmió tranquilo, como en los sueños primigenios de su infancia desprovistos de recuerdos vitales, acunado en él ceno maternal de las blanquísimas sábanas de seda y su confortable colchón. Floto placidamente como en su etapa fetal,el líquido amniótico y el cordón umbilical supliendo todas sus necesidades; fue una noche cálida, llovió un poco en la madrugada, después de larguísimos meses de un clima empecinado, sin gota de lluvia
tierra polvorienta, campos secos, potreros incendiados y un ganado escuálidos, puro esqueleto, bramando aterrorizado por las llamas, el hambre y la sed.
Al amanecer, impera en toda la casa el intenso olor de las Lilium longiflorum, flotando más allá de las paredes imponiéndose al olor típico de la tierra mojada, provocado por la fría llovizna que caía desde la madrugada. A pesar de ésta, la casa estaba llena de abejas, mariposas y otros insectos atraídos por el intenso olor a flores mientras que en los alrededores de la casa, una infinidad de aves canoras entonaban sus trinos, inclusive había especies que no eran comunes para la época y a pesar de la lluvia volaban en círculo como buitres sobre la casa.
Una imagen perfecta,pero ese día el poeta Víctor Alejandro Fernández, no despertó acababa de dormir su último sueño.
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