La música, mi amor eterno y profundo,

una melodía que en mi alma se ha hundido.

Sus notas acarician mi corazón con ternura,

despertando emociones, creando hermosa fulgura.

En cada acorde encuentro la magia sublime,

que transporta mi espíritu más allá de los confines.

Susurrando secretos en cada letra cantada,

la música me envuelve, me hace volar sin nada.

Es un lenguaje universal, sin barreras ni fronteras,

que une a las almas, trascendiendo las barreras.

Con su ritmo, me invita a bailar sin cesar,

liberando mi ser, dejando todo fluir, sin parar.

En cada acorde, encuentro mi refugio seguro,

donde puedo ser yo mismo, sin temor y sin apuro.

La música me comprende, me habla en silencio,

es un amor sincero, un vínculo sin desprecio.

En sus notas encuentro paz y serenidad,

un bálsamo que alivia cualquier adversidad.

Es un susurro suave en momentos de dolor,

y un grito de alegría cuando llega el amor.

La música, mi compañera en cada paso,

mi confidente fiel en los momentos escasos.

Expresa mis sentimientos con dulzura y armonía,

es la razón de mi existir, mi eterna melodía.

En cada canción, mi corazón se despierta,

latiendo al compás de la música, su fiesta.

Por siempre amaré sus notas y acordes,

la música, mi eterno amor, en todos sus matices.

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