Querido mío, tengo el infortunio de confesarte que renunciaré a ti, tuve por fin la valentía de tomar con firmeza está amarga decisión que hace tiempo evadia con necedad, pero temo informar que este amor inexorable que siento por ti continua mortificando a mi alma, así que, maldito sea el libre albedrío que no tiene ni un apice de influencia para recabar a mi corazón obstinado a obedecer el mandato de la razón sagaz. Pero haciendo caso omiso a la caótica postura de mi amor,. Es una gran pena para mí decirle adiós, y no es cualquier «adios»,;es uno definitivo, permanente e inamovible.
Fue un verdadero y grato placer el vivir la experiencia del amor a su lado,así me despido para siempre,mi estimado caballero…
OPINIONES Y COMENTARIOS