Puñalada de amor

El brumoso velo de la melancolía envolvía mi ser mientras contemplaba el filo afilado de aquel cuchillo que, inadvertidamente, había clavado en mi interior. Parecía destinado a permanecer allí, como una daga implacable que atravesaba mis entrañas, desgarrando mis memorias y sueños. Aunque el daño que me infringías era profundo, incapaz de liberarme de tu yugo, no podía apartarte de mi mente.

Tus ojos, dos abismos en los que me perdía una y otra vez, se habían convertido en mi destino irremediable. Fue a través de ellos que vislumbré un futuro entrelazado contigo, un porvenir que ya no podía ignorar. Tú, como protagonista indiscutible de mis anhelos, te convertiste en el faro que iluminaba mi camino en la oscuridad. Y ahora, enfrentarme a la posibilidad de ser solo amigos sería como presenciar el desgarrador espectáculo de verte en los brazos de otro.

Esa perspectiva, más que cualquier herida física, rasgaría mi alma en un dolor insuperable. Pues verte indiferente hacia mis sentimientos, entregando tus abrazos y afectos a alguien más, sería como una puñalada en lo más profundo de mi ser. Es así que, en mi corazón enardecido, no puedo conformarme con una mera amistad. Los hilos invisibles que nos unen exigen más, reclaman el encuentro de nuestros cuerpos y almas en una danza de pasión y amor desbocado.

Como Julio Verne explorando los confines desconocidos del universo, mi amor por ti me impulsa a aventurarme en territorios inciertos y emocionantes. Al igual que sus personajes valientes y audaces, estoy dispuesto a enfrentar las tormentas y los peligros que puedan surgir en pos de la posibilidad de tenerte a mi lado. Navegaré por los mares tumultuosos de tus emociones, surcaré los cielos tempestuosos de tus pensamientos, siempre anhelando encontrarte en cada horizonte que se dibuje ante mis ojos.

Así pues, no podemos conformarnos con la simple amistad, pues eso implicaría renunciar a nuestros destinos entrelazados. Aunque el dolor de no poseerte pueda asemejarse a una herida provocada por el cuchillo que me clavaste, sé que la indiferencia sería el peor de los tormentos. En cambio, prefiero abrazar la incertidumbre de nuestros corazones entrelazados, persiguiendo el sueño de una vida compartida bajo el firmamento estrellado. Porque, aunque parezca una locura, mi ser se encuentra cautivo de tus encantos, y solo tú tienes la llave para liberarme de esta prisión de sentimientos encontrados.