Trazos Ocultos: El Abismo de la Oscuridad

Trazos Ocultos: El Abismo de la Oscuridad

Enzo Pacheco

25/06/2023

Capítulo I: El Despertar de las Sombras

La bruma matinal se cernía sobre el pequeño pueblo costero de Windcliff, creando una atmósfera misteriosa que envolvía sus calles silenciosas. La detective Alexia Reed, una mujer de mirada aguda y determinación implacable, se detuvo frente al escenario del crimen. El cuerpo sin vida de un hombre yacía en el suelo, rodeado de un charco de sangre que contrastaba con la palidez de su rostro.

Alexia ajustó su chaqueta mientras observaba detenidamente la escena. Los residentes del pueblo se agolpaban a una distancia prudente, murmurando entre ellos, ansiosos por conocer los detalles macabros que habían perturbado su aparente tranquilidad.

El cadáver presentaba heridas profundas y una expresión de terror congelada en su rostro. Alexia sabía que no sería una investigación sencilla. Se acercó al oficial a cargo, el agente Thompson, quien parecía abrumado por la situación.

«¿Qué tenemos hasta ahora, Thompson?» preguntó Alexia con voz firme.

El agente Thompson tragó saliva antes de responder. «Parece que la víctima es James Anderson, un hombre de negocios local. El vecino que descubrió el cuerpo informó haber escuchado gritos durante la noche, pero no vio a nadie sospechoso cerca».

Alexia asintió y comenzó a analizar meticulosamente la escena del crimen. Observó los alrededores en busca de cualquier pista que pudiera arrojar luz sobre lo sucedido. Notó una marca en el suelo, como si alguien hubiera arrastrado algo pesado hacia el exterior de la casa.

«¿Alguien más ha estado aquí desde que se descubrió el cuerpo?» preguntó Alexia, mientras tomaba fotografías de la marca.

«No, hemos mantenido el área asegurada», respondió Thompson.

La detective se agachó para examinar de cerca la marca, percatándose de que había rastros de tierra y hojas en ella. Su instinto le decía que esto no era un simple asesinato aleatorio. Había algo más en juego, algo que le resultaba inquietante.

Mientras continuaba explorando la escena, Alexia notó un destello metálico en un rincón oscuro del patio trasero. Se acercó cautelosamente y descubrió un cuchillo ensangrentado entre los arbustos. Lo levantó con guantes protectores y lo examinó minuciosamente.

«Thompson, asegúrate de que este cuchillo sea enviado de inmediato al laboratorio para su análisis», ordenó Alexia.

La detective se quedó en silencio por un momento, dejando que su intuición y experiencia se entrelazaran. Había algo que no encajaba. El asesinato de James Anderson parecía ser solo la punta del iceberg, un símbolo de algo mucho más oscuro y retorcido.

Mientras se alejaba de la escena del crimen, Alexia se prometió a sí misma que descubriría la verdad. Sabía que no podría confiar en las apariencias superficiales del pueblo. Las sombras que acechaban entre sus habitantes ocult

aban secretos inquietantes que esperaban ser desenterrados.

El primer capítulo de «El Despertar de las Sombras» marcaba el comienzo de una investigación desafiante para Alexia Reed. Con cada pista descubierta, cada paso dado en la oscuridad, se acercaba más al corazón de una conspiración que amenazaba no solo su vida, sino también la paz aparente de Windcliff.

El pueblo nunca volvería a ser el mismo, y Alexia estaba dispuesta a enfrentar los demonios que se ocultaban en sus calles para desentrañar la verdad y restaurar la justicia.


Capítulo II: Enredos de Silencio

La noche envolvía el pueblo de Windcliff en un silencio opresivo. Alexia Reed, con su mente inquieta, repasaba las piezas del rompecabezas que había recolectado hasta ahora. El caso del asesinato de James Anderson se había convertido en una obsesión para ella, y estaba decidida a descubrir la verdad detrás de los enredos de silencio que rodeaban el crimen.

Decidió centrarse en el círculo cercano de James Anderson, buscando conexiones y motivos ocultos. El primer paso fue entrevistar a su esposa, Emily, una mujer de mirada cansada y llena de secretos. La llevó a una sala de interrogatorios en la comisaría local, donde las paredes desnudas y frías creaban un ambiente intimidante.

Alexia se sentó frente a Emily y la observó atentamente. «Señora Anderson, necesito su total cooperación. Cuénteme sobre su relación con su esposo y cualquier detalle relevante que pueda ayudar en la investigación».

Emily vaciló antes de responder, sus ojos evitando el contacto directo. «James y yo… teníamos nuestros altibajos. Él era un hombre complicado, siempre con secretos. Pero no puedo creer que alguien le haya hecho daño».

Alexia percibió la tensión en las palabras de Emily y decidió profundizar. «¿Hay algo en particular que pueda haber llevado a alguien a querer hacerle daño a su esposo? ¿Alguna relación problemática o enemistad conocida?»

Emily pareció luchar con sus emociones antes de soltar un suspiro. «James estaba involucrado en negocios turbios. No estoy segura de los detalles, pero siempre estaba en reuniones secretas y respondiendo llamadas misteriosas. Podría haberse metido con las personas equivocadas».

La detective tomó nota mental de esa información. Los negocios turbios de James podrían ser una pista clave para descubrir la verdad detrás de su asesinato. Decidió seguir el rastro de esas reuniones secretas y llamadas misteriosas, con la esperanza de encontrar conexiones con personas peligrosas que pudieran estar involucradas.

La investigación la llevó a un oscuro callejón en el centro del pueblo, donde había escuchado rumores de actividades ilegales. Allí, observó una reunión clandestina en curso. Hombres sombríos intercambiaban paquetes y miradas furtivas, mientras el aire se cargaba de tensión.

Alexia se mantuvo oculta en las sombras, su mirada aguda capturando cada detalle. Reconoció a uno de los hombres: William Donovan, un contrabandista conocido en los bajos fondos. Se preguntó si su presencia allí estaba relacionada con James Anderson y su misterioso mundo de negocios.

Decidida a obtener más información, Alexia tomó fotografías discretas y se retiró sigilosamente del lugar. Sabía que necesitaba investigar a William Donovan a fondo y seguir el rastro de este enredo de silencio que parecía abarcar a varias figuras del bajo mundo de Windcliff.

El capítulo II dejaba a Alexia Reed inmersa en una red de sospechas y secretos

cada vez más complicada. Mientras se adentraba en la vida turbia de James Anderson, se acercaba a la verdad, pero también se exponía a nuevos peligros y desafíos que pondrían a prueba su valentía y determinación.






Capítulo III: Ecos del Pasado

La mañana siguiente amaneció con un cielo gris plomizo que parecía reflejar la inquietud de Alexia Reed. Después de una noche sin descanso, la detective se encontraba nuevamente en la comisaría, revisando las fotografías que había tomado en el callejón. Las imágenes eran borrosas, pero la figura de William Donovan era inconfundible.

Alexia sabía que debía actuar con cautela. Donovan no era un hombre fácil de enfrentar, y cualquier movimiento en falso podría poner en peligro la investigación, o peor aún, su vida. Decidió buscar más información sobre él en los archivos de la policía. Se sumergió en el mundo digital, navegando por documentos confidenciales y registros policiales, buscando conexiones entre Donovan y James Anderson.

Mientras tanto, un nuevo personaje entraba en escena. Samuel Grey, un periodista de investigación con una reputación impecable, había estado siguiendo la historia del asesinato de James Anderson. Sus fuentes le habían llevado a la misma pista que Alexia: los negocios turbios y las conexiones peligrosas. Decidió ponerse en contacto con la detective, creyendo que su colaboración podría ser mutuamente beneficiosa.

Alexia recibió la llamada de Samuel con cierta reticencia, pero decidió darle una oportunidad. Se citaron en un café discreto a las afueras del pueblo. La conversación inicial fue cordial, aunque cargada de desconfianza. Samuel, con su voz grave y pausada, comenzó a compartir la información que había recolectado.

«James Anderson estaba profundamente involucrado en el tráfico de antigüedades», explicó Samuel, «y parece que William Donovan era uno de sus principales socios. Pero hay algo más: he descubierto que Anderson tenía una conexión con un artefacto desaparecido, una pieza invaluable que ha sido buscada por coleccionistas y criminales por igual».

Alexia frunció el ceño, intrigada. «¿Un artefacto? ¿Qué clase de artefacto?»

Samuel sacó una carpeta de su maletín y la abrió, mostrando una serie de documentos y fotografías antiguas. «Se trata de un relicario medieval, conocido como el ‘Ojo de la Sombra’. Según las leyendas, tiene propiedades místicas, aunque lo más probable es que su valor sea meramente histórico y monetario. Anderson estaba a punto de venderlo cuando fue asesinado.»

La mente de Alexia comenzó a trabajar a toda velocidad. El relicario podría ser la clave para entender el motivo detrás del asesinato de Anderson. Decidió unir fuerzas con Samuel, a pesar de sus reservas iniciales. Juntos, formaron un equipo poco convencional pero efectivo, cada uno aportando sus habilidades y conocimientos únicos.

La investigación los llevó a una antigua biblioteca en Windcliff, un lugar polvoriento y olvidado por el tiempo, donde esperaban encontrar más pistas sobre el relicario. Mientras revisaban viejos libros y manuscritos, una sensación de inquietud se apoderó de Alexia. Sabía que estaban acercándose a la verdad, pero también que cada paso los llevaba más cerca del peligro.

En un rincón oscuro de la biblioteca, encontraron un diario oculto en un compartimento secreto. Pertenecía a un historiador local, fallecido hace décadas, que había dedicado su vida a investigar el ‘Ojo de la Sombra’. Las páginas amarillentas y frágiles contenían detalles fascinantes y aterradores sobre el relicario, así como nombres de personas que habían intentado poseerlo a lo largo de los años.

Entre esos nombres, aparecía uno que hizo que Alexia contuviera la respiración: Eliza Montgomery, una coleccionista de arte conocida por sus métodos inescrupulosos y su obsesión por las piezas raras. La detective supo al instante que Eliza debía ser su próximo objetivo.

El capítulo III cerraba con Alexia y Samuel frente a un nuevo enigma: cómo encontrar a Eliza Montgomery y descubrir qué papel jugaba en el asesinato de James Anderson. Con cada pista que seguían, el misterio se volvía más profundo y peligroso, desafiando su ingenio y determinación.

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