Las Bonitas Lloran Bonito

Las Bonitas Lloran Bonito

Emery

22/06/2023

Una vez, le toqué la guitarra a una chica, ella siempre miraba a la luna desde su balcón. Todos los domingos, ella aparecía allí cuando la noche despertaba adecuadamente.

Se veía triste siempre, y tan divina. Los ojos se le caerían de la tristeza y las muñecas de la melancolía, se quedaría sin brazos y piernas si se dejaba invadir.

Yo quería alegrarla, pensé entonces, en mi guitarra

Toqué un par de acordes, recordé un poco de su rostro, escribí como loco y salió una canción, una no muy digna pero que podría resultar útil

Entonces fui, ni siquiera me presenté cuando empecé a tocar y cantar

Ella volteó y me vió fijamente, atenta a la canción, lo cual me lleno las piernas de emoción.

«Las bonitas lloran bonito» Decía la última frase de esa absurda canción.

No era una canción muy profunda, quería hacer que se alegrara más bien, no que pensara.

Entonces, al acabar de cantar ella me pagó con una sonrisa que mató al par de lágrimas que estaban cayendo recientemente por sus ojos, no nos dijimos nada, solo nos miramos, y en unos segundos yo ya no estaba allí.

Fui a casa, mejoré la canción que había hecho, no cambiaba mucho la letra, solo algunos detalles, los acordes también, me los pensé un poco más, pero la última frase no la iba a quitar jamás. «Las bonitas lloran bonito» tocaba una parte interna de mi, pero no sabía cual.

Y así, cada domingo en la noche ella salía triste, a su balcón, y yo llegaba con una cada vez más mejorada canción a sacarle una sonrisa, quizá una risa, pero nunca una palabra 

Era una escena tan astronómica, como si fuéramos de universos diferentes y estuviésemos cometiendo el desorden universal más grande.

Pasaba el tiempo, los domingos por la noche, ella siempre tenía la tristeza precisa para darme la inspiración necesitada en el momento justo.

Sus ojos derretidos derretían mi alma, pero llegó un momento…Un momento que creí que nunca llegaría y que inicio con el declive de esta linda historia.

Fui un domingo, con la esperanza de inspirarme como siempre, pero cuando llegué, ella estaba con los ojos a la luna, casi tocándola, y con los labios imitando su forma de una manera opuesta a la tristeza, ella ya no estaba triste,se había curado? mi canción la había curado? Yo la había curado?

Tuve muchas preguntas que me abrumaron e inmovilizaron por un momento, hasta que ella lanzó un silbido, como esperando a que tocara, y lo hice, y a ella le encantó, podía verlo reflejado en todo ella, en la cara, en el cuerpo, pero a mí no me había encantado, nunca había sentido que perdía mi tiempo tocándole, pero en ese momento sentí que esos minutos de mi vida habían sido tirados por la borda, ridículamente desperdiciados, su rostro de felicidad nacida antes de mi me irritaba y desmotivaba.

Solía pasar por su casa otros días y siempre sentía la mala vibra proveniente de su puerta que irradiaba toda la cuadra, era un aura azul, un aura triste, y si era así, ¿Por qué ella no estaba triste entonces?

Los siguientes domingos fueron iguales, ella ya estaba feliz al salir, y yo cada vez más irritado por eso.

Un día, cansado de esto, decidí ya no tocar, se me había acabado todo el amor que tenía para sonar, pero algo me impulso a ir de todas maneras

Escondido en la hierba, con un solo ojo viendo lo que ocurría, ví como ella salía, feliz e irritante como había estado últimamente, pero esa sonrisa se le borró al no verme.

Me esperó, más de una hora, moviendo sus dedos contra la madera de la baranda o girando la cabeza a todos lados esperando encontrarme, pero yo no llegué, no iba a arruinar tal momento, ni siquiera el primer día que la vi había visto esa cara, esos ojos derretidos por tristeza, preocupación, angustia y miedo me hacían admirarla más y arrepentirme de haberla llamado irritante.

El siguiente domingo transcurrió igual, ella salió, y yo no hice presencia ante sus ojos, sabía que verme en ellos solo significaría perder la belleza de su cara derretida, que mientras más domingos sin aparecer pasaban, más derretida estaba ella.

Pasaron cinco domingos en los que ella esperaba mi llegada y yo me fascinaba con la suya

Pero en el 6to, ella salió feliz, con un vestido blanco en el cuerpo y rojo en las mangas, un diseño raro pero que lucía costoso.

Puso sus manos sobre la baranda del balcón, y solo observó a la luna mientras caían lágrimas en perfecta coordinacion la una y la otran. Entonces yo pude observar como su rostro se iba derritiendo, pasaba de mirar a la luna a mirar el césped de su patio, pero con la cabeza aún hacia arriba, y llego un punto en el que no podía bajar más, entonces su cuerpo fue el que bajo, y lo ví tan lentamente sin respetar las leyes de gravedad, me asusté por un momento, nunca la había tenido tan cerca, entonces su vestido empezó a ensuciar el césped de rojo y a ella de blanco, pero nada movía ese rostro derretido, que no podía dejar de observar. Luego de una hora o más, salí de mi escondite

Me acerqué a verla y al parecer no se inmutó, lo cual me pareció perfecto. Me recosté a su lado, y la mire a los ojos, mirando descaradamente sus lágrimas secas, que inundaron mis sensaciones, cómo si la luna reflejada en sus ojos hubiera entrado en mi y estallado

Entonces me di cuenta que yo, a pesar de ser alguien tan simple, había escrito la frase más cierta y verdadera de este inmenso universo

«Las bonitas lloran bonito»

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