En un mundo sumido en el caos y la desolación, la alegría había desaparecido por completo. La sociedad se había transformado en seres desfigurados por la pobreza, la desigualdad y la injusticia. Guerras por la comida y conflictos interminables por el poder habían marcado la nueva era fría tumultuosa. El egoísmo y la ambición prevalecían, mientras las advertencias proféticas contenidas en el evangelio y el libro del Apocalipsis eran ignoradas por una sociedad enferma.
En medio de este desolador panorama, el mundo parecía un lugar gris y desesperanzador, cubierto por un mar de cemento. La historia que voy a relatar tiene lugar en la jungla urbana, donde la vida se ha vuelto repulsiva debido a la deshumanización provocada por la tercera guerra mundial, desatada por el conflicto entre Ucrania y Rusia. El destino del planeta pendía de un hilo incierto, mientras los recursos naturales escaseaban y se volvían distantes.
En medio de la escasez de vida, a lo lejos se divisaba la familia Rodríguez. Ellos vivían aprisionados por la fealdad y el absurdo que los rodeaban, luchando por sobrevivir en un mundo despiadado y desprovisto de esperanza. Pero algo aún más siniestro se escondía en las sombras: seres provenientes de ultratumba con cuerpos grotescos y terroríficos. Estos seres se movían con siete patas peludas que parecían lanzas de guerreros furiosos. También existían las culebras con cuerpos de león.
Estos seres, conocidos como las Cúlbre Cuerpo de León, eran criaturas abominables que fusionaban la ferocidad de un león con la astucia de una serpiente venenosa. Su aspecto era una mezcla grotesca y aterradora, con una cabeza de león feroz, garras afiladas como cuchillas y un cuerpo serpentino cubierto de escamas escabrosas.
Así, entre la bruma y la oscuridad, la familia Rodríguez persistía, aunque su existencia se reducía a una mera supervivencia. Un día, el anciano de la familia, cuyas arrugas y cicatrices atestiguaban batallas ferozmente libradas en su vida vacía y desgraciada, comenzó a sufrir alucinaciones de seres que no pertenecían a este mundo. Su presencia paralizaba su cuerpo por completo. Una noche, aquel pobre anciano escuchó una voz susurrante y silbante en su oído, un ruido abrumador que no podía sacar de su cabeza.
El anciano, con el corazón latiendo desbocado, se incorporó en la cama, sumido en una mezcla de ansiedad y terror. Un escalofrío recorrió su espalda mientras una sombra colosal se desvanecía ante sus ojos. La presencia de aquellos seres horripilantes, con su piel verdosa y cráneos deformes de tamaño descomunal, hizo temblar involuntariamente sus extremidades. Las venas en sus cuerpos se marcaban con un tono azul cristalino, como si estuvieran llenas de un poder desconocido.
Los seres se aproximaron lentamente al anciano, quien, paralizado por el miedo, no pudo evitar sentir la urgencia de aliviar su vejiga que amenazaba con estallar debido al susto. Fue en ese preciso momento que aquellos seres verdes comenzaron a comunicarse telepáticamente con él, susurrando palabras que resonaban en su alma y calaban hasta los huesos.
Le revelaron que ellos no pertenecían a este mundo, sino que provenían de un lugar llamado Brekdanis, ubicado más allá del alcance terrestre. Su misión era supervisar y guiar a la humanidad para que subsistiera y creara una civilización basada en el respeto, los principios éticos y morales. Estos conocimientos habían sido impartidos a través de un libro sagrado conocido como la Biblia, que contenía enseñanzas como la mencionada en Mateo 22:39, amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Sin embargo, la civilización humana había desobedecido estos principios, desencadenando así una cuenta regresiva hacia su propia destrucción. A medida que el tiempo pasaba, los enviados de Brekdanis observaban con pesar cómo la humanidad se alejaba cada vez más de su propósito original.
Una noche, mientras contemplaban el caótico paisaje de una ciudad desgarrada por la guerra y la opresión, uno de los enviados recordó las palabras del Apocalipsis, un texto profético contenido en la Biblia que anunciaba el fin de los tiempos y la purificación de la humanidad.
En el Apocalipsis 13, 16 17, se profetizaba acerca de una marca que sería impuesta en las manos o la frente de aquellos que aceptaran la influencia del mal. Esta marca se convertiría en un símbolo de sumisión y adoración al poder terrenal, alejando a las personas de la verdadera esencia de Brekdanis.
Los enviados de Brekdanis se dieron cuenta de que la humanidad había caído bajo el influjo de esta marca simbólica. Los seres humanos estaban obsesionados con el poder, el materialismo y el egoísmo, olvidando por completo los principios de amor y respeto hacia los demás.
El anciano, asombrado y confundido por las revelaciones, sintió una mezcla de esperanza y culpa. ¿Habría alguna manera de enmendar los errores cometidos? ¿Podría la humanidad redescubrir el respeto y la convivencia pacífica antes de que fuera demasiado tarde? Estas preguntas atormentaron su mente mientras los seres de Brekdanis se desvanecían lentamente, dejando al anciano sumido en sus reflexiones y en la urgente necesidad de encontrar respuestas y soluciones para la supervivencia de la especie humana.
Lleno de temor y ansiedad, el anciano se apresuró en busca de ayuda de sus hijos, emprendiendo una carrera por encontrar socorro. Al salir a la calle desde su hogar, observó cómo aquellos seres resplandecientes, enviados por los extraterrestres, descendían de la nave. El conejo de pelaje plateado saltaba con agilidad mientras la polla de plumaje multicolor volaba en círculos a su alrededor.
A medida que se acercaban, el conejo emitía sonidos agudos y la polla agitaba sus plumas con energía, creando un escándalo que llamaba la atención de los transeúntes. La gente se detenía y miraba perpleja la escena, sin comprender la extraña comunicación que ocurría entre el anciano y estos animales enviados por los extraterrestres.
En un instante, el anciano se vio envuelto en una comunicación telepática proveniente de los seres verdes y los animales. Las palabras susurradas resonaron en lo más profundo de su ser, transmitiéndole un mensaje de trascendental importancia. Experimentó una sensación abrumadora de conocimiento y sabiduría, como si los extraterrestres y los animales le estuvieran otorgando una revelación divina.
En ese preciso momento, el conejo y la polla se acercaron al anciano, llevando consigo un cofre adornado con siete plumas brillantes. Cada pluma representaba una de las siete copas y siete plagas mencionadas en el mensaje. Colocaron el cofre frente al anciano, quien, con manos temblorosas, lo abrió cuidadosamente. En su interior, descubrió una carta escrita en un idioma desconocido, pero que emanaba un poder místico.
Los seres extraterrestres y los animales enviados por ellos desaparecieron lentamente, dejando al anciano asombrado y confundido. ¿Qué significaba todo aquello? ¿Qué debía hacer con la carta y su contenido? El anciano comprendió que tenía en sus manos una responsabilidad crucial, una misión para guiar a la humanidad hacia la redención y la salvación.
Con la carta entre sus manos, el anciano se sumió en profundas reflexiones. Necesitaba descifrar su contenido y comprender el propósito que los extraterrestres y los animales le habían encomendado. La suerte de la humanidad dependía de sus acciones. Aunque abrumado por la carga de esta responsabilidad, se llenó de determinación para encontrar respuestas y soluciones que permitieran a la especie humana sobrevivir y trascender hacia un futuro mejor.
El anciano, desbordado por las palabras, no pudo contener sus lágrimas. En ese instante, una voz resonó con firmeza: Anciano debilitado, cesa tus lágrimas. Tú y tu familia Rodríguez han sido seleccionados para continuar con el legado que se le encomendó a Nostradamus. Sin embargo, deberán emplear los conocimientos de nuestra cultura proveniente del planeta Brekdanis. Utilizarán nuestra danza, el idioma sagrado de nuestra comunidad, con el objetivo de transmitir un mensaje de esperanza.
El anciano, con el corazón latiendo desbocado, sintió una oleada de determinación y coraje. Aceptó el desafío impuesto por aquellas voces misteriosas y comprendió que su destino y el de su familia estaban intrínsecamente ligados a un propósito mayor. Con la convicción de que debían actuar como portadores de luz en un mundo sumido en la oscuridad, el anciano reunió a sus hijos y compartió con ellos la extraordinaria misión que les había sido encomendada.
Juntos, investigaron y estudiaron las enseñanzas ancestrales de Brekdanis, sumergiéndose en la sabiduría de su danza sagrada. Descubrieron que cada movimiento y cada paso encerraban significados profundos y simbólicos que transmitían valores de respeto, compasión y unidad. Decidieron que era hora de llevar esta danza al mundo, como un medio para despertar la conciencia colectiva y sembrar semillas de transformación.
Cierto día, el anciano, con paso firme, se plantó frente a la estatua que simbolizaba la libertad del pensamiento en la plaza del pueblo y, alzando la voz, exclamó: Escúchenme, ¡querido pueblo conformista y desorientado por la desobediencia a los mandatos estipulados en la sagrada biblia! Nos encontramos al borde de nuestra propia autodestrucción si no aplicamos los conocimientos que Dios nos ha otorgado. ¡Atiéndanme, sordos, atiéndanme!»
Sin embargo, sus palabras cayeron en oídos sordos y la indiferencia se adueñó del lugar. El anciano, desesperado, se dejó caer al suelo y, con un último suspiro entrecortado por sollozos, imploró: «¡Escúchenme, por favor, escúchenme!»
En ese instante, una ambulancia apareció en escena, su presencia pálida como la nada misma. Descendió de ella una mujer de tez blanca, cuya figura delicada y silueta grácil se acercaron al anciano. Con voz suave pero decidida, le dijo: «Señor, usted parece necesitar ayuda. ¿Está usted bien? Parece estar perturbado.» El anciano, enérgico, respondió: No estoy loco, solo digo la verdad. ¡Escúchenme, pueblo mío, escúchenme!» La mujer, algo desconcertada, replicó: Usted está confundido. El supuesto apocalipsis siniestro no existe. La guerra terminará y todo volverá a la normalidad.
El anciano, consumido por el miedo y la incertidumbre, intentó escapar desesperadamente del lugar. No obstante, la enfermera, sin pronunciar una palabra, extrajo una aguja cargada de sustancias que prometían borrar sus recuerdos. El anciano, privado de su aliento y con un dolor punzante, cayó al suelo.
Cuando recobró la consciencia, se encontraba prisionero en una cueva ubicada en la cima de una montaña. Sentado en una silla, vislumbró la imponente figura de un hombre de complexión robusta. La enfermera, dirigiéndose a él con respeto, pronunció: Amo Lucifer, hemos capturado al anciano que estaba trastornado. El hombre, mostrando su pragmatismo, respondió: Gracias, bruja de la desinformación, por tu diligencia. En ese momento, el anciano no pudo contener su ira y, vociferando, exclamó: ¡Maldita bruja, maldita seas!
Así, en medio de un escenario oscuro y desconcertante, el destino del anciano parecía teñirse de un sombrío misterio, mientras aquellos que lo rodeaban ocultaban sus propios propósitos.
Lamentablemente, la historia continúa con un giro aún más oscuro y siniestro. Resulta que la enfermera no era simplemente una enfermera, sino una encarnación del propio virus de la desinformación, enviada por mandato de Lucifer. Su verdadera identidad era la de una bruja con habilidades oscuras y malignas.
Sin compasión alguna, la enfermera ejecutó su malévolo plan y acabó con la vida del anciano. En el momento de su muerte, el alma del anciano cayó presa de los encantamientos y garras de la malévola bruja, quedando atrapado en su hechizo.
Pero la historia no termina aquí. El alma del anciano, ahora convertida en el propio virus de la desinformación, renació en un nuevo y peligroso ser. Su propósito era sembrar la discordia y confusión entre las personas, contaminando sus mentes con información falsa y perjudicial.
Como un virus imparable, se propagó a través de la red, infectando las mentes desprevenidas y manipulando la realidad a su antojo. Bajo la sombra de la malvada bruja, el antiguo anciano era ahora un instrumento de caos y desinformación, llevando consigo una terrible maldición.
El mundo se sumió en la confusión y el engaño, con las personas luchando por discernir la verdad de la mentira. La sociedad se vio afectada por divisiones y conflictos alimentados por la magia retorcida del antiguo anciano reencarnado en forma de virus.
En esta sombría realidad, la lucha por la verdad y la batalla contra el virus de la desinformación se convirtieron en una tarea ardua y desafiante. Aquellos valientes que se alzaron en contra de la propagación del mal debieron unir fuerzas y buscar una manera de contrarrestar la magia oscura que había tomado control.
En medio del caos y la desinformación que había sumido al mundo, la familia Rodríguez, encabezada por la valiente viuda del anciano, decidió enfrentar a la bruja de la desinformación, Lucifer y el antiguo anciano convertido en una fuerza malévola. Con determinación y un plan audaz, se prepararon para la lucha infernal.
Reuniendo a todos los miembros de la familia, desde los más jóvenes hasta los más experimentados, se embarcaron en un entrenamiento intensivo de break dance. Comprendieron que esta forma de expresión artística podía ser su arma secreta contra las fuerzas oscuras que los amenazaban. A través del ritmo, la destreza y la pasión, buscaron derrotar a sus adversarios.
Con cada paso y cada movimiento de baile, la familia Rodríguez canalizó su energía, demostrando una coreografía poderosa y única. En cada giro y salto, desafiaron la manipulación de la bruja y su ejército de desinformación. Los movimientos fluidos y acrobáticos se convirtieron en una manifestación de la lucha por la verdad y la libertad.
En el enfrentamiento final, el escenario estaba listo. La bruja de la desinformación, Lucifer y el antiguo anciano malvado se alzaron ante la familia Rodríguez, dispuestos a derrotarlos. Pero la viuda, liderando a su familia, no tembló ante la adversidad. Con movimientos elegantes y poderosos, bailaron al ritmo de la música, desafiando las fuerzas oscuras.
Cada paso de break dance llevaba un mensaje de unidad, conocimiento y resistencia. La música se convirtió en un canto de verdad que resonó en el corazón de todos los presentes. La energía de la familia Rodríguez se multiplicó, y su determinación se fortaleció con cada giro y cada movimiento.
En medio del baile y la batalla, la magia retorcida de la bruja y la malicia del antiguo anciano se debilitaron. La luz de la verdad y la pasión del break dance rompieron el hechizo que los mantenía cautivos. La fuerza de la familia Rodríguez, impulsada por las enseñanzas del baile, se volvió imparable.
Recordando los cuatro elementos del hip hop, que representan la alabanza al sol y la luna, conocimientos infundidos por los extraterrestres del planeta Brekdanis plasmados en las pirámides de Egipto, la familia Rodríguez se convirtió en un símbolo de esperanza y resistencia. Finalmente, con un último movimiento épico, la viuda lideró a su familia hacia la victoria. La bruja de la desinformación, Lucifer y el antiguo anciano fueron derrotados. La verdad se restableció, y la sociedad pudo liberarse de las garras de la manipulación y la mentira.
El mundo se transformó en un lugar de conocimiento y claridad, donde la sabiduría prevaleció sobre la confusión. La familia Rodríguez se convirtió en un símbolo de esperanza y resistencia, recordando al mundo la importancia de la verdad y el poder del arte y la cultura para superar las adversidades
Además, al derrotar al antiguo anciano convertido en una fuerza malévola, conocido como el tripulante de la verdad, se liberó de su malvado destino. Su alma ascendió al cielo, alcanzando la liberación que tanto anhelaba. Su sacrificio y redención se convirtieron en un testimonio de la capacidad humana para superar la oscuridad y encontrar la paz.
Con el regreso de la verdad y la eliminación de las fuerzas de desinformación, la humanidad experimentó un renacimiento de la razón y la autenticidad. La familia Rodríguez, junto con su poderoso baile, se convirtió en un faro de luz en un mundo sediento de conocimiento y claridad. Su legado trascendió las barreras del tiempo y dejó una marca indeleble en la historia, inspirando a generaciones futuras a luchar por la verdad y defender los valores fundamentales de la libertad y la honestidad.
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