La noche se cubre de ónix,
y emerge la dama pálida con afilada hoz.
Ella es inmortal, cual ave fénix,
espíritu implacable y atroz,
va buscando al alma fantoche,
silenciando su mortal voz.
Le descarga su fatídico golpe
a aquellos Marcados por el sello fatal,
seres disolutos en lo mundano,
de absoluta lejanía divinal.
Sedientos de placeres profanos,
ansias de riquezas y poder, quimera son.
Todo es un alucinante espejismo,
Son penumbras que nublan nuestra visión.
Desintegradas con el postrer cataclismo,
debemos ponerles cesación.
Vida: suspiro que con último aliento se extingue,
Escolta letal nos guiará a la eternidad ignota.
Alma en luz, asciende para que en Dios se glorifique,
dejándonos eternos recuerdos en su ausencia misteriosa.
Polvo y cenizas quedan,
y el viento disolverá todo
cuando las almas partieran
hacia el mundo sempiterno.
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