Era casi predecible que dos seres tan extraños terminaran separados
era casi imaginable que el sabor de tu boca, se desvaneciera con los días
era casi una condena destinada por el universo, que esto no resultase
y ahora se me amarga el recuerdo de lo efímero de nuestro tiempo
y te extraño hasta el dolor, que se mete entre mis viejos huesos
en medio del gentío buscándote, entre los rostros siempre ajenos
era la risa entrecortada , casi como un gemido y los dulces besos
era un aroma llenando mi nariz, a almizcle a azahares a cedros,
eran aquellos abrazos apretados haciendo crujir todos mis miembros
eran aquellos ojos como pozos oscuros abriéndome por dentro
y te fuiste así como llegaste de forma intempestiva, en silencio
y aquí quedé en medio de este otoño interminable, casi sin tiempo
la frente pálida, las noches inacabables, el dolor, el viento rugiendo
aletargada en un sillón, la cara hacia el fuego, el vaso medio lleno,
se empeña tu recuerdo es asolar mis noches, todas, todas de invierno,
en todos los escritos del mundo, no se describe tal horrible tormento,
en ningún libro hallareis tal dramática historia, tal hondo descontento,
en ningún lugar hay sol y si hay, no me calienta los músculos ni los nervios
a pesar de eso, peleo a diario por no olvidarte, se me escapa el recuerdo,
se me diluyen los detalles pequeños, con el paso del arbitrario tiempo,
busco entre las fotos en cajones de muebles añejos, de polvo cubiertos,
se estremece mi alma, me duele el cuerpo, ante los desteñidos momentos,
¿acaso no te amé infinitamente, acaso no lloré ya por todo lo nuestro?
nunca te he sentido cerca , nunca ni un susurro en el silencio, todo quieto
como si en verdad te hubieras ido y mi espera solo tuviera un sino siniestro,
como si esperar encontrarte algún día estuviera de alguna forma ya resuelto
y batallo con las ganas de marchar a otro universo, y me deshago del sufrimiento
apretando tu foto en el pecho, me levanto frenética, cuando yazgo en el suelo ,
he de decir que eres un castigo , el escozor constante de un amor receloso y eterno
debo admitir que desearía haberte dejado pasar de largo, en aquel momento
por otro lado, no me imagino mi vida sin tenerte, aunque no fuera perfecto,
aguijonea la memoria, tiemblan las piernas, se agita mi aliento, te anhelo, tiemblo
me zumban los oídos y mi corazón se desboca furiosamente aún cuando te pienso,
sabiendo que en este escrito no hay final abierto, ya te fuiste, hace mucho tiempo
se me retuercen las entrañas y voy sonriendo, dejando la vida pasar, sin freno,
quiero que acabe por fin el tormento, aun sabiendo, que tal vez no estés del otro lado,
aun sabiendo…
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