***… A medida que pasan los años, descubrí que la belleza de una mujer no está en las ropas que usa, en la figura que ella tenga, o la forma que peina su cabello, si no que se ve en el interior de sus ojos, porque esa es la puerta al corazón, el lugar donde habita el amor… no está en su rostro,la verdadera belleza en una mujer está reflejada en su alma,que crece a medida que pasan los años… no hay belleza física que se pueda comparar con la dignidad espiritual o el atractivo de una mujer llena de paz y alegría serena, porque su confianza y su seguridad están en la paz que le da el Señor, no es una belleza corruptible, porque no depende de lo físico, sino en su forma de ser que reúne la quietud, la humildad, la ternura y la serenidad… el mundo alaba la belleza física de la mujer, por su vivacidad y por su audacia, «pero las mujeres de Dios tienen un molde distinto»… debemos tener en cuenta que la belleza física es temporal, y su deterioro le producirá amargura, cuando vayan apareciendo las arrugas y las canas, en cambio el adorno de un espíritu manso, dulce y sereno no se gastará por el uso ni está sujeta a los valores del mercado, no deja marcas en el alma, ni heridas en quienes la rodean…¡¡¡ esta es la verdadera belleza, la belleza que es estimada y grande a los ojos de Dios!!!( G.J )…***

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