Se me está haciendo tarde

¿Cuántas veces he llegado a tener esa sensación? Intento olvidarme, pero siempre acabo con la misma conclusión. Ya no sé si es cosa mía, o más bien debida a la presión social, ejercida inconscientemente en cada charla, cada reunión familiar o incluso cada clase con mis alumnos.

Nunca he sido el chico más extrovertido, por mucho que hable o lo intente aparentar. Y mucho menos con las chicas de mi edad, justamente esas que tanto me ilusionan para después generar inseguridades innecesarias que trato de ocultar. Mi imaginario está lleno de temores. Cada vez resulto más indeciso, como si no quisiera que los demás conozcan mis predilecciones. Ni siquiera la gente más allegada a mí sabe de mis puntos débiles.

Já, ojalá fuera así. Realmente nadie se sorprende. Soy demasiado expresivo. Si al menos conversara con mayor seguridad, afirmando sin parecer dubitativo…

Trato de recordarme ser asertivo. Ser buena persona con malas personas te deja perdido. Algo del estilo aprendí de Abhir, aunque nunca lo aplique, he de admitir. Hasta compartir mis letras me cuesta. No lo entiendo, el tiempo cada vez pasa más rápido y aún no veo el final de la cuesta.

Tarde o temprano terminaré por arrepentirme. Cierta parte interna de mí lo anhela, como esperando que alguien dé una respuesta en mi lugar. Al igual que cuando no te atreves a saltar y tus amigos te impulsan hacia el mar. Pocas sensaciones se asemejan a ese momento en el que te sumerges entre las olas, buscando el equilibrio en un movimiento constante e insonoro, pero lleno de vida y pasión. Ahí es hasta donde quiero llegar. Desconozco si lo lograré, pero ya escribiendo esto puedo atreverme a pensar en nuevos textos, nuevas ideas, nuevos proyectos… que me permitan expresarme, logrando entender que nunca es tarde.