A decir verdad.

Te podría decir que soy una mujer noble, buena, honesta, carismática. Así me siento y así me percibo, al punto de que a veces lo digo solo como una «acotación al margen» para inducirte a qué me lo digas y asi sentirme halagada.

A decir verdad; tengo un carácter poco maleable y mi temperamento a veces se me sale de control. Me irrito con facilidad cuando no me dan la razón porque, según yo, siempre tengo la razón.

A decir verdad, tengo un vocabulario muy variado, y así como puedo hablar con total formalidad; dentro de mi casa podrías escucharme decir las palabras más groseras, con total liviandad y sin ánimo de disculparme por lo que has escuchado.

Debo rescatar que no me gustan las injusticias y predico la igualdad; pero a decir verdad, muchas veces en la peor versión de mi; me podrías encontrar siendo juez y verdugo a espaldas de alguien, bociferando mis juicios de valor, ética y estética de acuerdo a lo que mis creencias y valores me indican qué es lo correcto. Pero aclaro, de espaldas a alguien porque frente a ella seguramente quedaré callada. 

A decir verdad, no me gusta cocinar ni lavar la ropa, la plancha hace años dejo de encantarme. Podría dormir hasta entrada la mañana, pero me desvelo en las madrugadas soñando sueños propios y ajenos. Quiero conquistar el mundo y a veces me siento menos que una hormiga vencida en una tormenta. 

A decir verdad tengo miedo del fracaso, tengo miedo a que me juzguen, me molesta que me corrijan, me auto exijo, y a veces me doy por vencida con absoluta y estúpida facilidad. 

A decir verdad, me asusta la soledad, pero no esa de no tener pareja. Me da miedo que la vida me lleve a quedarme sola cuando necesite muchos abrazos.  

La muerte, a decir verdad no me asusta; pues creo que tiene algún encanto relacionado a un nuevo nacimiento; pero si me aterra tener que irme antes de cumplir mis planes, o repentinamente sin la oportunidad de una última mirada a mis hijas.

Los viajes me dan miedo, porque no quiero morir repentinamente, pero me gusta la aventura de viajar. 

Mi cita perfecta se resume en una comida caliente y una película de guerra, o de trama política (solo para dejar en claro que sé de Historia y podríamos debatir sobre el contexto socio cultural dónde fue ambientada) 

Me acompleja mi espalda grande, pero aprendí a aceptarme, aunque a veces me sincero conmigo misma y me encierro en mis complejos e inseguridades. Y con el paso de los años el espejo y yo hemos ido perdiendo esa chispa que nos unía.

Me han decepcionado y he llorado por ello, pero a decir verdad, muchas veces fui una decepción, una perdida de tiempo de alguien que me tuvo en cuenta.

A decir verdad, herede costumbres de mis padres, soy un mosaico de generaciones, hábitos y costumbres.

 A decir verdad, soy un mar de defectos con alguna pizca de virtud, y este texto se hizo extenso para el lector, pero tan vacío para mí, porque podría seguir por horas contando verdades que avergüenzan.

Solo sé que aquí me encuentro, un poco loca, feliz, en paz, con lágrimas guardadas y sueños sin cumplir. Con proyectos en un bolsillo y un caramelo en el otro… Estoy viva, existo y pertenezco. Y a pesar de mis verdades, se que nada ni nadie puede detener mi andar.

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