Diez muertes oportunas y accidentes sospechosos en la historia de España del siglo XX

Diez muertes oportunas y accidentes sospechosos en la historia de España del siglo XX

El
poeta y filósofo hispano Lucio Anneo Séneca, en su ensayo Sobre
la Clemencia,
escribe: «Lo peor del encubrimiento de los delitos
es que hay que proseguir siempre y que no es posible dar pasos atrás,
porque los crímenes realizados han de taparse con nuevos crímenes».

Desde
siempre, existe una frontera difusa entre las causas del accidente
oportuno, que elimina de repente a los rivales de cualquier índole
política, social o económica, o la intención premeditada de
suprimirlos sin tener que ejecutarlos por las bravas.

A
lo largo de la historia de España del pasado siglo, algunas de estas
muertes accidentales han resultado demasiado oportunas para cambiar
la marcha de los acontecimientos y permitir el acceso al poder de
unos y otros. Desaparecen así personajes que se habían convertido
en obstáculos para el logro de muchas ambiciones, o bien resultaban
testigos incómodos. En nuestros días, y a título de ejemplo, entre
las muertes dudosas más recientes atribuidas a suicidios o
accidentes, podemos mencionar la desaparición de hasta catorce
personas implicadas en los casos de corrupción del Partido Popular,
desde que estalló el Caso Gürtel.

Y
en relación con el siglo XX, los diez sucesos quizá más notorios
fueron:

1.─
El asesinato del presidente del Consejo de Ministros, José de
Canalejas y Méndez, en la mañana del 12 de noviembre de 1912,
abatido por los disparos del anarquista Manuel Pardiñas Serrano,
cuando se encontraba mirando el escaparate de la librería San Martín
(Puerta del Sol), antes de entrar al Ministerio de la Gobernación
(antigua Casa de Correos), en donde tenía convocado a mediodía una
reunión con el Consejo de Ministros. Ninguno de sus tres escoltas se
percató del joven rubio y con bigote, alto y vestido de forma
elegante, que se acercó por detrás al presidente para descerrajarle
tres tiros con una pistola que ocultaba debajo de su gabán. Gracias
a la valerosa intervención de un transeúnte, Víctor Galán,
ordenanza de la Orquesta Filarmónica del Teatro Real que corrió
detrás del asesino, alcanzándole y derribándole al suelo, el
terrorista puso fin a su huida. Los historiadores aún debaten si el
tiro que Pardiñas recibió en la cabeza procedió sospechosamente de
uno de los escoltas del presidente, o bien, se disparó él mismo
suicidándose. Así lo afirmó el informe policial, pero su muerte
impidió saber si actuó por su cuenta o el atentado obedeció a una
conspiración.

2.─
La muerte del general de caballería Manuel Fernández Silvestre,
comandante general de las tropas españolas en Ceuta y Melilla,
fallecido en Annual el 22 de julio de 1921, jamás fue aclarada. Una
versión asegura que al
ver el desastre infligido a sus tropas, el general se metió en su
tienda de campaña y se suicidó para evitar la deshonra o el ser
capturado. Otros testigos afirmaron que fue abatido a tiros por los
rifeños junto con el coronel Manella y varios oficiales que trataban
de defenderse. Y para abundar en las sospechas sobre su
muerte, su
cadáver jamás fue hallado.

3.─
El disparo fortuito de la pistola que manejaba el general Amado
Balmes, gobernador militar de Las Palmas de Gran Canaria, en el campo
de tiro de La Isleta, en la mañana del 16 de julio de 1936. Fuera
una muerte accidental o un asesinato premeditado por Francisco
Franco, tal y como sostiene el profesor Ángel Viñas, el óbito de
Balmes y su entierro permitieron al general Franco salir de Tenerife
para presidir su sepelio y volar al día siguiente a Tetuán,
poniéndose al mando del Ejército de África con el que inicio la
Guerra Civil.

4.─
La muerte del general José Sanjurjo en accidente aéreo el 20 de
julio de 1936, al despegar la avioneta que lo conducía a Burgos
desde el hipódromo reconvertido en aeródromo de A Marinha (Cascáis,
Portugal). Sanjurjo aspiraba a convertirse en el nuevo jefe de Estado
y era el líder indiscutido de los generales sublevados.

5.─
La bala que recibió el líder anarquista Buenaventura Durruti al
bajarse del coche que lo conducía al frente de la Ciudad
Universitaria de Madrid, a mediodía del 19 de noviembre de 1936,
atribuida a un disparo fortuito del subfusil que él mismo llevaba
colgado sobre el pecho (naranjero). La muerte de Durruti al día
siguiente en el hospital de sangre del Hotel Ritz, significó la
merma del poder anarcosindicalista en la zona republicana, que quedó
a favor de los socialistas y comunistas.

6.─
El accidente del bimotor Airspeed Envoy en el que volaba el general
Emilio Mola y cinco de sus ayudantes el 3 de junio de 1937,
sobrevolando las montañas del Puerto de la Brújula, cerca de
Alcocero (Burgos). La desaparición de Mola dejó el camino despejado
para que el general Francisco Franco acumulara todo el poder dentro
del bando de los sublevados contra el régimen republicano.

7.─
La desaparición del hidroavión pilotado por Ramón Franco, jefe del
sector aéreo de Baleares, el 28 de octubre de 1938, mientras se
dirigía desde la isla de Mallorca a bombardear el puerto de
Valencia. El cadáver del hermano menor del futuro dictador y héroe
del raid del Plus Ultra, jamás pudo recuperarse, impidiendo saber si
resultó abatido por el fuego enemigo o su aparato sufrió alguna
avería precipitándose al mar.

8.─
El fallecimiento el 10 de marzo de 1962 del financiero Juan March
Ordinas, a causa de las heridas sufridas en un accidente de automóvil
dos semanas antes, el 25 de febrero en la carretera de Las Rozas
(Madrid). El llamado banquero de Franco, que financió el golpe de
Estado contra la Segunda República y parte de la guerra, tenía
numerosos enemigos y se llevó a la tumba muchos secretos de la
historia de nuestro país.

9.─
El accidente de tráfico de Fernando Herrero Tejedor, ministro y
secretario general del Movimiento en el penúltimo Gobierno de
Franco, el 12 de junio de 1975. El
accidente tuvo lugar a las nueve de la noche cuando el coche oficial
en el que viajaba, un Dodge 3700 GT, chocó contra un camión en el
cruce de la Nacional VI, Km. 108, con la Carretera Nacional 403, en
las afueras de Adanero (Ávila). El chófer oficial, Pablo Fernández
Sánchez, sufrió heridas de carácter leve, mientras que el
conductor del camión resultó ileso. La desaparición
de Herrero Tejedor acabó de dar la puntilla al agónico régimen de
Franco, que ya estaba moribundo tras el atentado contra el almirante
y presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco, muerto el 23 de
diciembre de 1973.

10.─
El también accidente de automóvil que costó la vida al general
Manuel Gutiérrez Mellado, a las 12:40 horas del viernes 15 de
diciembre de 1995, cuando el Opel Omega en que viajaba hacia
Barcelona se salió de la carretera en el Km. 115 de la autovía de
Aragón, en el término municipal de Torremocha del Campo
(Guadalajara). Gutiérrez Mellado fue vicepresidente del Gobierno de
Adolfo Suárez y responsable de los servicios de inteligencia. Sabía
demasiado sobre el atentado contra Carrero Blanco y el golpe fallido
del 23-F para que su accidente no resulte sospechoso.

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