Encima de la banqueta descansé unos minutos las piernas, la rugosidad áspera de la madera en bruto, raspó inclemente mi piel , pero la pesadez cedió . Había caminado por entre los pinos, eucaliptos ,quillayes, aromos, sauces y uno que otro roble,que poblaban aquel bosque olvidado,en medio de la bullante ciudad. El, haciendo caso omiso al desarrollo de la pujante ciudad , a los avances tecnológicos y a las industrias que lo orillaban lentamente al precipicio, crecía robusto, lleno el piso de hojas y raíces, el aroma de los frondosos árboles, metiéndose en los pulmones a ráfagas , la flora y fauna indiferente poblandolo todo con abundancia y desfachatez.
Yo paseaba como hacia siempre ,entre los intrincados y angostos senderos, enredándome entre las ramas colgantes, los líquenes , los gruesos cordones como tentáculos extendiéndose ampliamente, ignorando las sendas de cemento y brea, los caminos repletos de estabilizado y las máquinas abriéndose paso hasta casi bordear la mancha espesa que permanecía inalterable .
allí descansaba la pierna izquierda en el borde de un tronco , mientras oía atentamente el ruido de las alimañas y los pequeños roedores escarbando , sabia que bajo la espesa capa parda de hojas y ramas , seres diminutos continuaban con sus rutinas , la única que pareció desafiarme fue una culebra de unos 17 0 18 cm ,delgada como mi dedo meñique, de un color marrón algo desteñido, que se metió de improviso en el tronco donde descansaba la pierna , me sobresaltó su impertinencia ,pero al fin y al cabo la intrusa era yo.
después del incidente me acomodé las zapatillas, retirando las ramas espinas y pequeños palos que inundaban los calcetines , y apreté los cordones, le di un trago al agua, que llevaba en la botella que me pareció fresca y agradable y continué mi paso, el libro marcado en la hoja 27 , los cigarrillos apretujados entre el chaleco y el teléfono, y unas galletas que a esas alturas estaban desmigadas.
Nada me hizo presagiar lo que vendría , no me puso nerviosa el extraño ruido subterráneo, ni como la brisa cambio de olor, no percibí el primer movimiento, alcanzaba a ver desde donde estaba las grandes industrias humeantes y oía en susurro los sonidos de las máquinas trabajando arduamente. no fue hasta que me sentí algo mareada, cuando note que todo se movía a compás de un lado al otro, sin estridencia pero firmemente . Al principio pensé en que siempre hay sismos, así que permanecí quieta esperando que pasara,pero en vez de declinar, la fuerza del oscilante movimiento se acrecentó , hasta el punto que no podía mantenerme en pie. un miedo sordo hizo presa de mi, cuando la tierra bajo mis pies crujió y se abrió como una gran cicatriz, la tierra separándose varios centímetros, intenté mantener la calma aferrada a los espasmos furiosos del roble al que me abrace , pero el parecía intentar desprenderme de su superficie a toda costa, por fin mis oídos se llenaron de un sonido irreproducible, entre quebrazón de hueso y olas de mar que me confundió, una rama me dio de lleno en la frente y caí de rodillas a la orilla de la cicatriz que seguía a lo largo del sendero imparable. trate de gritar pero había enmudecido de terror y la tierra aun no paraba, oí unas explosiones a lo lejos y un sin fin de resplandores y fogonazos de los postes de luz, unos pájaros tan asustados como yo pasaron rasantes, y aullaron los arboles cuando la fuerza intentó arrancarles del suelo , lloraba sin poder evitarlo, sujeta aún aquel árbol , intentando ponerme de pie , hasta que lo conseguí, aun todo se movía y vibraba, Imaginé una guerra nuclear , con bombas radiactivas y esas cosas, la erupción del volcán a menos de 90 km de donde estaba, hasta que la nube de polvo se fue disipando, junto con ella los pequeños animalillos e insectos buscaron refugio y los vi enfilar hacia las zonas mas firmes de terreno, debí prever que tenia que seguirlas pero estaba tan alterada que mi mente no disernia bien. El segundo remezón me lanzó dentro de la zanja, caí de lado golpeándome el brazo que se me apretaba y soltaba el movimiento incesante, cuando al fin pude retirarlo estaba rasmillado entero y cerca del hombro se me instalo un dolor sordo ,se había enrojecido ,comenzando a hincharse, supuse que me lo había dislocado por el dolor que sentía, pero era mucho más fuerte mi ansia por salir de aquel agujero que parecía querer convertirse en mi ultima morada. trepé como pude el espacio que se abría y cerraba emitiendo un sonido estremecedor , me sostuve de la s raíces y los bordes hasta romperme las uñas y rasgarme las yemas , y salí ahogada por el polvo reinante y por el terror que me provocaba aquella sensación de indefension. no había nadie allí , a pesar de eso podía oír las voces lejanas los gritos , aullidos y chillidos , duró unos momentos más, que se me hicieron eternos , trataba en vano de manipular el teléfono que ya estaba sin señal, eché mano a la radio de emergencia y logre oír entre cortado que se anunciaba un tsunami de proporciones acercandose a las costas, producto del terremoto grado 8.4 que acabábamos de sufrir en cuatro regiones , el dolor del brazo se tornaba insoportable, punzaba y me aguijoneaba brutalmente , así que lo golpee con firmeza contra un tronco hasta que lo puse en su sitio y si bien aun dolía no se asemejaba al dolor anterior , busque en la mochila algún analgésico y lo tome con un sorbo de agua ,de sacar unas toallas húmedas y limpiarme el rostro y el cuello de la tierra, un conejo se me quedó mirando buscando las mismas explicaciones que yo, seguí oyendo la radio , aun se podía sentir a ratos las replicas , ninguna de gran intensidad,pero suficiente para mantenerme alerta .
Intente encontrar la ruta de salida, pero el entorno había cambiado radicalmente y ya no sabia bien donde estaba,porque cuando avancé olvide de que lado venia , seguí los senderos un rato, pero el ruido del río me disuadió, porque mi ruta iba del otro lado . Me senté a llorar unos minutos mientras la tierra seguía recordándome su fuerza, me preocupaban mis familiares , mi hijo que vivía en un departamento, mi hermana que no era capaz de bajar las escaleras del segundo piso de su casa y mis sobrinas que tenían hijos pequeños, pensé en todos, con el corazón apretado,oyendo que en todos los idiomas, la tragedia era la misma , devastadora , todo destruido, Me las arreglé para encontrar la salida , pero ya era de noche, y no había luminarias alumbrando los caminos, tampoco se veían vehículos, porque la carretera se había abierto como un costuron mal cosido varios kilómetros, y en algunos tramos el pavimento se izaba varios centímetros , cuando vi las primeras luces intente con la linterna hacerle señas de que había peligro,pero venía a gran velocidad y lo vi saltar por el aire e ir a dar cerca de un zanjón un poco mas allá, el segundo sí bajo la velocidad y al darse cuenta detuvo el vehículo , me ayudó a sacar a los del jeep que no tenían grandes lesiones,pero estaban muy nerviosos y desesperados .
caminamos despacio hacia la ciudad ,que estaba completamente a oscuras , se oían ruidos de fierros, de caídas, de desplomes y había una nube que cubría casi todo, solo la luz de la linterna nos permitía avanzar y cuando lográbamos enfocar algo era dantesco,Los hombres del grupo iban por delante , yo llevaba mi linterna e iba apuntando hacia los lugares transitables, a ratos se sentían movimientos, llantos, gritos, un olor penetrante a gas y el sonido implacable del agua corriendo , el joven a mi lado se afirmó a un lado y vació el contenido integro de su estomago cuando al alumbrar dimos con un cuerpo atrapado, yo también me descompuse, pero intente mantenerme calma. La chica atrás de mi se negó a seguir caminando cuando llegamos a lo que alguna vez fue una plazoleta , se instaló en un trozo de cemento y decidió que ahí iba a quedarse,su acompañante a regañadientes aceptó también quedarse , los demás; el hombre de la camioneta, su hijo y su cuñada seguían caminando junto a mi , a nadie le importaba quien era el otro y me pareció que si nos preguntamos los nombres debe haber sido al comienzo , no los recordaba y era lo menos importante en ese minuto. En el descanso bebí un poco de agua y le dí a la mujer, los hombre declinaron porque cada uno llevaba una botella en la mano, que no vi hasta ese minuto, busqué en la mochila las galletas, pero se me hizo imposible tragarlas . oímos la sirena de los bomberos y corrimos hacia allá sorteando los obstáculos, que cubrían la calle. en el trayecto vimos caer cornizas, se desplomaban muros, y se abrían como un libro paredes enteras , El pánico comenzó a llenarme los sentidos, mi corazón desaforado, mi respiración agitada y un dolor agudo en el costado, acusaron mi estado anímico. El hombre parado a mi lado me apretó el antebrazo cuando apunté la linterna a cualquier lado
– tranquila susurró – en lo poco que le salia de voz
caminamos un rato más y ya exhaustos vimos un claro , alguien tenia un motor y había encendido un par de luces, como polillas se acercaba la gente hacia la luz, vi a muchos intentando calmarse y ayudar, a otros completamente trastornados y descompuestos al punto de arrancarse los pelos o apretarse los brazos con furia. El hombre que caminaba junto a mi parecía estar absorto en el entorno, enfocaba hacia las orillas y de pronto se detuvo en seco, a la orilla había una bicicleta apretada contra el suelo por un bloque de cemento , tembló la luz y lo supe , lo alcance y lo tironeé para que no viera del otro lado, pero ya era tarde, ahí estaba parado frente a la parte delantera del frágil vehículo retorcido y entre las entrañas, inerme un niño de unos 8 años , no se movía, apenas respiraba, intentamos sacarlo ,pero tenia la mitad del cuerpo aplastado, optamos solo por sentarnos junto al muro y tomarlo de la mano hasta que se fue enfriando lentamente cuando casi amanecía. la luz del día nos sorprendió despiertos, con los ojos enrojecidos entierrados, cansados, hambrientos y con una tristeza pesada como aquel muro. El pequeño cuerpo amoratado e hinchado, aparecía como una marioneta destartalada entre la estructura . El hombre no se movía ,tampoco ensimismado frío e impávido sostenía aun la pequeña mano inmóvil, no había nada que dijese que pudiera sacarlo de ese estado, así que opte por acompañarlo un rato más y después intentar encontrar a los míos.
Encontré mi casa o lo que quedaba de ella, pero aparte de algún moretón y rasguños varios , mi gente estaba relativamente bien, fueron los abrazos mas felices de mi vida , a las 3 de la tarde supe de mi hijo , tenia una fractura de fémur y un chichón en la cabeza pero estaba bien , los días pasaron entre el hedor de las calles cubiertas de fluidos inimaginables, ratas que se paseaban altaneras por los escombros, ollas comunes, y una que otra camioneta con ayuda que nos surtía de lo básico . No recordé a Ernesto hasta mucho después , un día, un par de meses luego de la tragedia , salí nuevamente hacia el bosque , en medio de la espesura derruida ahora por el feroz terremoto, caminé esquivando los troncos , las ramas , cuando casi llegaba al río, varios metros mas cerca de lo que recordaba ,una sombra alta y delgada me sobresaltó, salía de entre los pinos ,la cabeza baja , los ojos inflamados y enrojecidos , me miró con indiferencia y sorpresa , luego se fue acercando levantando la mano haciendo la parodia de alumbrar con una linterna y apuntándome con el indice, corrí hacia a él a riesgo de caerme entre las ramas enmarañadas y los troncos . El me recibió con un cálido abrazo . hablamos poco, pero tácitamente hicimos aquel pacto, cada jueves después del almuerzo cargo mi mochila y voy a su encuentro. ahí nos sentamos viendo correr el agua , rosandonos apenas , casi sin hablar y al cabo de una hora nos sacudimos , y nos damos ese abrazo apretado , sé que le sirve, como me sirve. Mi amigo perdió a su hijo y as u mujer, yo mi casa y a mi tía , somos ambos sobrevivientes y ambos estamos ciertos de que encontrarnos fue una buena noticia , yo nunca podré quitarle aquel dolor , pero si puedo comprenderlo, acompañarlo y estar ahí . cada jueves .
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