Hay
filosofía y un poco de
baratija,
en tus acertadísimos
comentarios
al pormenor, sombra
de
lo que fuiste un día, ruiseñor
perseguido
por un alto copete
insinuante.
Rectifica, el escopetero
real
anuncia su significado
de
letras malolientes: busca
más
allá, las letras perfumadas
con
sangre de navaja o cuchillo.
Hay
filosofía y un poco de tensión
en
esos tus acelerados comas edematosos,
sin
dignificar tu obra, oh tu hermosa
obra!,
donde canta el mirlo de las siete
de
la tarde.
II-.
Hay
estruendo y estrépito
cada
cual busca su perdición
por
las líneas bostezantes
de
los ruegos aniquilados.
Por
la tensión del sexo ametrallado,
invocan
tu presencia faros nocturnos
en
la noche, opuestos a tu figura
de
recalcitrante opacidad.
Hay
ruegos y más ruegos
en
la velocidad cariada de los hermosos
templos
voraces como gusanos.
III-.
Hay
este sueño de voces indigentes
esta
sucedánea metódica que ocupa un guante
en
las noches violentas donde se escupe
un
amante como frivolidad dentro de las imágenes:
cuentos
de flores y tristes parterres secos.
Hay
este volumen de perros aulladores
lejos
de la ciudad vomitan su saco de huesos
peleándose
dentro de un frasco de ermitaño
como
flores han caído a su aspiración única.
IV-.
Luego
esta malversación cohibida
planta
cara a su errabunda estupidez
donde
nacen los ojos con su línea perfumada
y
en el mar o cerca se escuchan los ladridos
que
la espuma acata y absorbe.
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