Ya había perdido la confianza de mis pies en ese entonces, que se arrastraban para avanzar tan solo unos centímetros, rozando las arenillas al raz del suelo, y dando una pizada firme al terminar. Me encontraba varada en la esquina de una amplia carretera, que asomaba la niebla en sus alrededores, y un bosque que apenas podía distinguir sus facciones. Y no, mentira si es el mismo monólogo de no saber que hago en este lugar, y tampoco sé como llegué, la diferencia es que yo estoy aquí por dejame llevar por mis impulsos, se de donde vengo, y como vine, no desconozco nada de mi pasado actual. Sin embargo…..

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