¿Acaso alguien sabe adónde va? ¿No es la incertidumbre parte de la vida de cada uno de nosotros?
¿No es parte de sentirse vivo el saber convivir con ese sentimiento de no saber qué será lo siguiente en nuestra historia?
¿Cuál va a ser el siguiente hecho que revolucione nuestra existencia y la ponga patas para arriba?
¿A quién voy a conocer mañana? ¿Cual será mi próximo trabajo?
En vez de luchar contra este sentimiento -como todos muchas veces hacemos-, creo que tenemos que aprender a disfrutarlo y a sacarle el jugo.
¿No sería el mundo un lugar aburrido sin estas dudas con las que no nos queda opción más que convivir?
Querer controlar el futuro es como querer cambiar el pasado, algo inútil. Todos podemos hacer cosas para tomar una dirección determinada, y hasta cierto punto tenemos el control de nuestras vidas, pero siempre existirán los factores externos que vendrán a desacomodar nuestra existencia.
¿No es en estos momentos en que la vida nos pone contra las cuerdas dando algún giro inesperado, el lugar donde más aprendemos y crecemos?
¿No es sino en las crisis los momentos para mostrar nuestro carácter? ¿No es desde esa incertidumbre, oscuridad y a veces dolor, que las cosas buenas tienen un inicio? ¿Cómo podríamos valorar las cosas buenas sin pasar por estos momentos? ¿Por qué consideramos como malos los momentos de crisis si en definitiva allí nos transformamos y tomamos otro camino?
Si miramos para atrás y atamos los cabos, nos empezamos a dar cuenta de que esos momentos malos, de crisis, de estar perdidos, eran completamente necesarios para aprender lo que aprendimos, para estar donde hoy estamos y para ser quienes hoy somos.
¡Cuántas cosas que deseábamos y no pasaron en realidad fueron un golpe de suerte!
¿Te imaginas seguir en esa relación o trabajo que no soltabas por miedo? Y que ahora con perspectiva estás agradecido de que se haya dado así
Para estar en donde estás.
Cada cosa que pasa por nuestras vidas tiene una enseñanza si aprendemos a mirar, si hacemos una pausa.
Tenemos que aprender a convivir con el cambio, con lo desconocido y con la incertidumbre. Cambiarle el enfoque para darnos cuenta que sin esto la vida sería un lugar aburrido y predecible. Buscar la seguridad como finalidad es simplemente intentar matar al espíritu.
Dejar de ser tan rígidos, relajarnos, confiar en nosotros mismos y en la vida, las soluciones a los futuros problemas irán apareciendo en el camino.
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