Diez Pasos Básicos, Basados en Caminar

Diez Pasos Básicos, Basados en Caminar

Karol Bolaños

02/03/2023

Por. Karol Bolaños

Cuando aprendemos a bailar cualquier ritmo nos enfrentamos a un conjunto de elementos culturales, todos ellos, son fundamentales para acercarnos a la esencia del movimiento; éstas son las palabras con las que suelo empezar mis cursos de baile latino.

Para un bailarín, pueden ser simples metáforas, puesto que, bailar es un ejercicio de inteligencia kinésica; basado en la repetición del movimiento, su memorización y/o personalización (estilo).

Para mí, una mujer que ha bailado para divertirse y ha crecido en la cultura del baile popular barrial; la premisa que abre el texto, me permite exponer unas vivencias que me ayudan a explicar cómo entendemos nuestros lenguajes corporales.

Es por esto que, comienzo desde la razón de ser del movimiento en los bailes populares, tradicionales y folclóricos de mí extenso continente; lo hago con el propósito de, despertar la esencia del ritmo.

Además, considero esencial compartir la cultura popular, esa que esta arraigada a unas prácticas cotidianas y poco rutinarias. Mostrar el recuerdo latente de cada momento importante en términos del aprendizaje del baile.

Todo ello, por medio de la anécdota curiosa sobre el paso que más ha causado dificultad aprender, lo cómico de saber un montón de pasos pero bailar casi toda la canción con el mismo, la remembranza sobre una noche de fiesta, lo exigente del auto-aprendizaje de la técnica que facilita nuevos movimientos, el cansancio que genera el entrenamiento constante de la memoria corporal, la importancia de la construcción de un discurso respetuoso que anime a los y las participantes para continuar explorando la cultura latinoamericana y la alegría de compartir con generosidad nuestros lenguajes musicales.

Ha sido y es todo un reto desarrollar una práctica pedagógica sobre la enseñanza del baile popular latinoamericano a personas adultas francesas que habitan la ruralidad, porque el baile es un arte exigente para el cual no he sido instruida y el francés es mi objeto de aprendizaje.

Sin embargo, considero que mi formación en la enseñanza de la historia, me ha permitido construir sentidos en la práctica de esta actividad; al punto de lograr construir una propuesta auténtica que está pensada desde el compartir, el humanismo, el buscar sentirse bien, el intercambio cultural y el aprender juntos.

Como antecedente debo mencionar que, muchas personas que vienen de América Latina al continente europeo desarrollan este tipo de actividades. Muchos de ellos y ellas, tienen un conocimiento empírico en materia de enseñanza y danza; lo cual, permite una diversidad de propuestas. Algunos enfoques se basan en los pilares de la inteligencia kinésica, es decir, la mimetización de pasos comunes en cada ritmo popular. Algunas y algunos han sido bailarines, lo cual, les permite desarrollar un enfoque artístico de tipo competitivo y crear nuevas tendencias interpretativas.

Ahora bien, lo que ha permitido la popularización de, este tipo de actividades en el continente europeo son los imaginarios que se han construido de lo tropical, caliente, sensual, popular y las estéticas corporales de nuestras culturas. De algún modo, el baile, la música, las artesanías, las estéticas de los cuerpos femeninos y nuestras expresiones han sido capitalizadas.

En mi caso, considero importante mantener una sana distancia con este tipo de ideas, puesto que, pueden distorsionar nuestra esencia cultural y cosificar la intervención.

Ahora bien, Casa Latina es una iniciativa que se desprendió de una posibilidad de experimentación. Su inicio fue la contratación de una persona para animar un espacio destinado al baile. Durante ese año, la actividad permitió el aprendizaje de rutinas, la construcción de secuencias, la definición de las intervenciones, la organización de actividades complementarias, la creación de contenido, la definición del público y la estructuración de la intervención. Todo ello, fue posible porque existió la libertad de desarrollarse y contó con unas habilidades, conocimientos previos y saberes adquiridos en la práctica. En conclusión, el hecho de que no existiese un marco conceptual, pedagógico o artístico a seguir como modelo para su desarrollo; fue una oportunidad para que, naciera algo auténtico, propio y con una identidad marcada.

En el siguiente punto, expondré de manera tácita como he estructurado la intervención, al menos, el inicio.

Para el desarrollo de mi intervención anual, considero que lo más importante es el inicio, porque esto va a despejar cualquier tipo de duda o falsa expectativa en el público. Suelo evitar la pretensión y mantener la tradición, por eso, considero fundamental comenzar con ritmos folclóricos de mí país como: la cumbia, el bambuco costeño o el son sureño.

Aunque soy del Sur, me encanta la cumbia caribeña, suelo empezar por ahí porque me suena a continente y su historia me permite despertar la consciencia del movimiento.

En esta etapa, suelo aburrir a los y las principiantes, piensan que durante todo el año voy a hablar mucho sobre la historia de la colonización, de hecho, es mejor así, porque es posible que vaya y vuelva frecuentemente a este debate, ya que, nuestra cultura esta permeada por el mestizaje que durante la época de la colonia fue impuesto e involuntario. Aunque suele ser complejo, trato de sostenerme en mi discurso, porque es la base de nuestra riqueza cultural y es lo que hace auténtica mi intervención.

Siento que empezar por ahí, evidencia nuestra resistencia histórica como pueblos sometidos por una idea de superioridad o desarrollo; idea que, debe ser explicada con transparencia y desde una perspectiva crítica para entender el peso de tan encantador ritmo bailable.

Afortunadamente, mi entrada es acogida con apertura y respeto. He sentido que, los y las francesas que llegan a mi curso para quedarse, comprenden que bailar es mucho más que un espectáculo; ellos y ellas saben que, es una forma de ver, sentir y entender la vida. Entonces, siento que los relatos comienzan a tomar vida en el cuerpo con la cadencia de la cumbia.

También he empezado con mi identidad sureña, con ella, han podido comprender la cosmovisión del sur, la introspección de la gente de la montaña, la humildad de la música campesina y la expresión de la alegría con respeto. Con el Son Sureño, suelo traer a mis clases el paso emblemático que me enseñó mi abuela paterna, es fácil y se resume en una palabra muy conocida, la gallina, acá es la poule, con él, aprovecho para que, al batir las alas, nos desprendamos de todo lo que nos incomoda y bailemos para sí mismos.

Pocas veces empezamos por la suavidad, resistencia, alegría y generosidad del Litoral Pacífico; en realidad, siempre prefiero regalarle una sesión completa en algún intermedio porque nos permite recargarnos con sus movimientos, sentimientos y abundante riqueza musical. Sin embargo, admito que durante todo el año solemos finalizar nuestras sesiones con los suaves susurros de algunos bambucos costeños que nos permiten recuperar nuestro cuerpo y mente para el descanso nocturno.

Mi coctel funciona, lo sé, lo veo, porque después de aquellos inicios, las historias van quedando ancladas a la memoria corporal, el ritmo comienza a despertar al compás de la emoción y se vuelve cotidiano ese sonido distante pero cercano a la alegría del sol ecuatorial.

Me gusta empezar por ahí, porque me permite poner en evidencia mis raíces, contar mi punto de vista sobre la historia del encuentro de nuestros mundos; sin duda, me gusta contarle al mundo europeo que su primera visita en mis tierras fue cruel, pero que supimos resistir y hoy nuestra resistencia se ve reflejada en nuestras expresiones culturales.

Siempre sigo con la Salsa, viniendo de Cali creo que, es casi un ritual. Empiezo diciendo: la Salsa como movimiento musical representa una oleada migratoria, una generación expatriada y una nueva forma de adaptarse a la urbanidad. Es tan potente, extensa, alegre y llena de complejidad que logra contagiar de una manera mágica a la gente.

Sigo diciendo: la Salsa nació de los ritmos afro-caribeños y el encuentro con otros sonidos. Considero que, eso es lo fenomenal de la migración, hay tanto y de todas partes que siempre nace algo mejor de lo existente.

Como la Salsa es un movimiento hijo del encuentro de diversas culturas; nos sorprende su extensa riqueza musical, su retórica y la complejidad de sus movimientos. Casi que, se podría proponer un curso anual de salsa, pero como no es el interés, la propuesta se mantiene en lo básico y el estilo que se ha desarrollado en mi ciudad de origen.

Entonces, propongo en esencia 10 pasos como base, porque bailar salsa es como caminar sin prisa, con calma y disfrutando cada movimiento. En realidad, esos 10 pasos dependen de uno, dependen del acto de caminar anatómicamente ligero y sin cargas. A este paso que es una madre nodriza, le suelen llamar la marcha a ocho tiempos, para mi es caminar al ritmo de la clave. Ya luego sus variaciones dependen de las cuatro direcciones básicas y las intermedias entre ellas.

Creo que esta serie de ejemplos, reflexiones y propuestas son el punto de partida para la articulación de unas memorias que nacen de la realización de esta actividad.

Jamás podría finalizar sin agradecer al grupo de personas que han sido constantes con esta propuesta y sostienen cada uno de los descubrimientos que se realizan con alegría. Sin ustedes esto no hubiese sido posible, inmensa gratitud.

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