Personajes

El concilio

John. Viene desde abajo, de orígenes humildes, pero con eso que le llaman “carisma”, él es el líder del grupo, integra las personalidades de todos, estatura mediana complexión media, cabello castaño claro y ojos muy cafés, tan cafés que resalan. Siempre viste elegante y de voz intensa y llena de seguridad.

Alba. De carácter 100 % ejecutivo, traje ajustado a la medida de su bien cuidada figura, cabello y ojos aún más negros. Es la voz y cara del equipo, con una habilidad innata de explicar simplificadamente los planteamientos más diversos.

Alex. Amigo casi hermano de John, se conocen desde pequeños, mismo barrio misma escuela, de vestimenta que casi raya en lo informal, pero después de todo sabe dónde está y que hay que cumplir con los protocolos del negocio, aunque los protocolos sociales no eran lo suyo, lo suyo eran los protocolos digitales; su habilidad con los sistemas informáticos resaltaba a la vista.

Erick. La mano derecha, segundo al mando, el que sabe tan bien como John lo que los demás dicen sin decir una palabra. Su pasión, los deportes, quizás por eso su espíritu de competencia, aficionado al futbol americano, pero por haber crecido en un medio muy favorecido, practicaba tenis y golf, en ese ambiente ha hecho muchos contactos. Adicto al gym, de ahí su cuerpo atlético y bien definido. Su único defecto es ser abogado.

Alberto. En las finanzas el mejor, en su cuerpo se le miraban horas y horas de estudio, esbelto por naturaleza, hasta parecería que le falta alimentarse mejor, pero al verlo comer, bien se puede dar cuenta que se puede alimentar hasta tres. Adicto al café, la cafeína resalta su agudeza mental, o al menos eso dice él, en resumen, se ve como un tipo común, pero de una agudeza mental sobresaliente.

Lorena. Mismo corte ejecutivo que Alba, y más hermosa que ella quizás, pero con la habilidad casi extraordinaria para vender, negociar y cerrar tratos, en eso, nadie mejor que ella. Sabe de su destacada belleza, sin embargo, no se fía de ello para los negocios, pareciera tratar de ocultarse detrás de su porte ejecutivo para destacar por lo que debe de ser, por lo que sabe.

¿y a que se dedican esos muchachos?, definiciones podría haber varias, pero lo que a ellos les gusta decir es: ellos se dedican a hacer tratos geniales. ¿y cómo lo hacen?, lo hacen complementando sus talentos a través de la integración de sus diversas personalidades, formas de ser y ver las cosas, así han integrado un grupo de trabajo el cual se dedica en principio a los negocios.

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Muy bien muchachos, vamos por eso 10 millones, les dice John – escucharon todos muy animados y de muy buen ánimo se levantaron todos de la mesa de la sala de juntas, Eric a su derecha con porte siempre deportista, Alberto a la izquierda más cara de ratón que nadie pero de una agudeza mental realmente envidiable, Lorena al fondo, la mejor sin duda con los números; Alex un tanto desaliñado y pareciera hasta un poco distraído pero sin duda sabía lo que hacía con las computadoras, y Alba, la cara ejecutiva de la incipiente empresa, el porte más elegante y fresco que era la envidia de todo el edificio. Sin duda los mejores todos, y John sabía siempre como animarlos, sabía que lo seguirían, y no cabía duda de que lo lograrían, el proyecto estaba muy bien planteado, las ganancias seguramente serían muy buenas.

– Disculpa John, ¿me permites un momento? dice Alba con esa sonrisa que sólo ella tenía, sin duda su mechón de pelo que le colgaba a media cara era su mejor accesorio, sin mencionar cómo sujetaba siempre lo que antes era su libreta de apuntes, pero ahora era uno de esos tan avanzados dispositivos electrónicos.

– Claro Alba, dime, ¿pasa algo? Él siempre en su porte tan ejecutivo y mirada atrevida que te invitaba a escuchar.

-no es nada en particular, sólo quería saber si más tarde podemos ver algunos puntos flojos en el comunicado – No había mucho que pensar, a ojos ajenos esa hubiera sido una línea de plática perfectamente normal, pero la sutileza de saber que ya todo estaba revisado y vuelto a checar indicaba que había algo más, siempre lo hubo, la cuestión era saber hasta cuándo podría haber ese algo más.

– Desde luego que sí, después de la tarde de hoy, si todo marcha de acuerdo al plan, y después de celebrar claro, veremos tu lista de pendientes << y espero ver un poco más que eso>> – contesta él con lo que se diría “cara de póker” , después de todo ahí estaban los demás, y pese a los sentimientos mezclados y el nerviosismo de los demás presentes antes de ir a cerrar ese trato, tampoco eran unos tontos, sí cada quien con su tema, pero si de algo tenían era el saber muy bien lo que pasaba a su alrededor, ese era parte de su éxito, que al ser tan diferentes tenían una conexión.

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