Un día a la vez.

Un día a la vez.

Fueron noches enteras en las que me pregunté: ¿Porque nada me sale bien?, pero continúe avanzando a pesar del miedo que llegué a sentir, y sin entender la situación que me encontraba viviendo, repetía la siguiente frase en mi mente una y otra vez: «Pequeños pasos también llevan a grandes lugares» este fue mi mantra durante meses y mi consuelo para seguir avanzando.

 Luego de algún tiempo puede comprender que no era como yo quería, que sus planes eran mejores que los míos, y que debía aprender a confiar. Hoy mirando atrás puedo darme cuenta que sí pude, aunque sigo en mi lucha, ya no soy la misma de ayer, he vuelto a brillar, soy más fuerte, he descubierto facetas de mí misma que desconocía; Aún continúo trabajando en mi autoestima, el amor propio es un trabajo diario que poco a poco he logrado reconstruir, hoy puedo ver cómo surgí de las cenizas, las mismas cenizas que pensé que me iban a sepultar en la oscuridad de mis tristezas y amargura.

Todo esté proceso lo viví de la mano de Dios, el fue mi amigo fiel y nunca me abandono, fue el refugio en la tempestad que se levantó  sin previo aviso, fue mi escudo ante los muchos ataques de las personas que me rodearon, fue ese padre que siempre necesité a mi lado pero que no estuvo, fue ese abrazo cálido en el momento justo, fue el único que sano mi corazón aún sin haberlo roto, fue esa suave brisa refrescante tan llena de paz, fue ese todo que junto cada una de las partes de mi corazón y lleno cada vacío en mi interior, fue el amor que necesitaba pero que ni yo misma sabía, Jesús fue y será todo lo que siempre necesité en el momento justo, aunque no sabía que lo necesitaba ni lo estaba buscando, me supo esperar, aguardo por mí, y salió corriendo a mi rescate cuando más destrozada me encontré. Es por eso que mi corazón y mi vida le pertenecen, cuando experimentas esa clase de amor, es imposible poder resistirse, no te vuelves a sentir igual nunca más, su amor sencillamente lo cambia todo y lo hace mejor. 

Hoy te aliento a qué sigas luchando, no es fácil, pero tú sigue avanzando, lo estás haciendo bien, vive un día a la vez y permite que Jesús con su amor te demuestre que suyo es el control, hasta aquí te toca a ti, descansa en él, de ahora en adelante SIEMPRE irá contigo, nunca más volverás a sentirte solo, deja que su amor sane cada herida de tu corazón y volverás a levantarte más fuerte que nunca.