Un sol cruel.

Una ruta vacía.

Un horizonte ardiente y nudo.

Un auto acribillado.

Una minita que zafó.

Y ahí quedó, mirando en la ruta los despojos de la muerte.

Un sol de otro planeta.

Sin lágrimas.

Anestesiada.

Sin dolor.

Sin sorpresa.

A alguno le tiene que tocar.

Es así.

¿Qué más?

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