La felicidad es poder ver, es darse cuenta. La felicidad se encuentra en lo pequeño, simple y cotidiano; una charla profunda con alguien, un mate, un abrazo de mamá, el beso de alguien que querés mucho. La felicidad es valorar lo que tenés y no poner la atención en lo que te falta. La felicidad es aceptar las cosas como son, y no como quisieras que fueran.
La mejor manera de buscarla son la pausa diaria, y la gratitud. Las cosas importantes y reales se nos suelen olvidar rápidamente, y es por esto mismo que necesitamos una pausa a esta rueda que nunca deja de girar y que siempre nos exige más y más.
De esta forma podremos ver, recordar y valorar, aún en los momentos difíciles, que tenemos aire en los pulmones, que el sol sigue brillando y que siempre tenemos a alguien que nos quiere.
Una pausa para poder disfrutar y valorar el momento presente.
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