
Lo recuerdo como si lo hubiera vivido ayer, ese momento en el que te vi y te entregué mi corazón y mi vida entera, ese instante en el que te reconocí y decidí que todo lo demás ya no era importante, cuando me jure que estaría siempre contigo y no más sola.
Y es que la vida me guio hasta ti; y pude oír el susurro de tu corazón llamándome, diciéndome donde estabas, para que fuera a buscarte.
Y a partir de ahí, aprendí a descubrir mi vida en tu mirada, en tus besos, en tus caricias; aprendí a amarte en todos los momentos del día, en cada segundo, minuto y hora; aprendí a amarte en el tiempo de cada semana, mes y año; aprendí a amarte de por vida en cada vida en la que vuelvo a nacer.
Y te convertiste en mi perfecta criatura imperfecta y yo me convertí en tu persona favorita defectuosa; porque ninguno de los dos somos perfectos, pero si decidimos siempre serlo para el otro; porque cuando se trata de amarnos, ahí, si que encontramos siempre la perfección; porque somos constructores de amor, personas que se esfuerzan, cada día, por construir una vida amorosa juntos y salpicar todo a nuestro alrededor.
Porque puede que no seamos perfectos, puede que no sepamos hacer muchas cosas, puede que no podamos entender muchas cosas, pero da igual, si nos entendemos el uno al otro y a nosotros mismos, da igual, si cada día de nuestra vida, decidimos seguir siendo, constructores de amor.
OPINIONES Y COMENTARIOS