EL RIZO DE ZEUS

EL RIZO DE ZEUS

Moritz Halt

01/12/2022

ACTO UNO

ALEX, ADÁN Y ALICIA

ESCENA 1

En la madrugada de un lunes, en una habitación oscura, se encienden un televisor y un celular. En la pantalla del primero, un dibujo animado de color azul y grandes ojos mira fijamente a un hombre que duerme. En el segundo, la llamada de una chica pícara y sonriente ilumina de manera intermitente la habitación. Son Alex y Alicia, quienes están despertando a Adán porque es tiempo de ir trabajar.

ESCENA 2

Alex, que ya conoce la rutina de los lunes, espera sonriente a que Adán apague la televisión y mientras que el hombre vuelve a dormir, Alex contempla por una ventana cómo una estrella emite su último destello.

Adán, molesto y mal humorado, mira la televisión y la apaga con desprecio. Sin embargo, toma el celular de la mesa y contempla idiotamente la foto de Alicia, contesta la llamada y no dice nada, pues es una grabación que él mismo ha programado. Enseguida, abraza el aparato, gira su cuerpo y se arropa nuevamente.

Alicia, desde su lujoso penthouse, mientras que contempla el bello amanecer de su hermosa ciudad, llama a Danna a quien le deja un mensaje lleno de amor y ternura. Luego, sobre el cristal de una ventana, dibuja un corazón con una flecha y dos iniciales.

ESCENA 3

Por segunda vez, se enciende la pantalla del televisor y Alex reaparece cantando una canción de buenos días. Alex finaliza su canción y se dirige a un cuarto, saca su vestuario, prepara el escenario Isabelino y le echa una última repasada a un pasaje de Romeo y Julieta para su siguiente acto.

Adán, sin embargo, apaga nuevamente el televisor y sin querer, tira al piso una revista que está sobre la mesa, accidente que pasa desapercibido, pues en sus sueños, él baila con Alicia sobre una laguna azul brillante y transparente.

Por su parte, Alicia se acerca a una repisa, toma la correspondencia y de un sobre de color amarillo, cae al suelo un sobre de color negro. Lo recoge y al darse cuenta de que no tiene remitente, desprevenida lo deja a un lado. Enseguida, del resto de sobres y cartas, escoge uno de color blanco que dice, “Eres la más hermosa… E.M.”. Lo separa del resto y lo lleva a una mesa más amplia.

ESCENA 4

Por tercera vez, el televisor se enciende y Alex se presenta declamando de manera confusa y un poco torpe el pasaje preparado.

Adán, aún dormido, se sienta en el borde de la cama, toma su celular, busca el perfil de Alicia en sus redes sociales, mira sus publicaciones recientes, lee los comentarios de la noche anterior y nota que acaba de postear un estado lleno de optimismo.

Alicia, lista para ir al gimnasio, abraza y besa a Uggie, toma su delicioso batido de frutos rojos y del sobre blanco, saca las imágenes de su última sesión fotográfica. De todas ellas, escoge la que será la portada de enero y sin perder tiempo, sale de su apartamento. Ya en el ascensor, comparte el inicio de su jornada en varios estados llenos de optimismo y energía.

ESCENA 5

Alex nota que Adán está muy cómodo, se impacienta, camina de un lado a otro y en voz baja, repite de forma ansiosa, “Muéstrame un corazón que esté libre de necios sueños, y te enseñaré a un hombre feliz». Enseguida se detiene, gira su cuerpo, mira de frente a Adán, y de forma inquisidora, le recuerda que debe ir a trabajar.

Adán, con los pies, busca sus pantuflas y como no las encuentra, se pone de pie, camina alrededor de la cama y se da un fuerte golpe en el dedo meñique del pie derecho. Adán salta, se queja y mientras maldice, se agacha y encuentra las pantuflas bajo una vieja silla de madera. Sin soltar el celular, Adán se pone de pie y se dirige al baño.

Alicia, saliendo del ascensor, saluda amablemente al portero y le pregunta si recuerda quién dejó un sobre amarillo en su buzón. El portero hace un gesto de no recordarlo y Alicia indiferente, sale del edificio. Frente a las escaleras, realiza un pequeño estiramiento, se pone sus audífonos y se marcha trotando suavemente.

ESCENA 6

Alex observa que Adán sale de la habitación y enseguida corre a alistar el traje y el escenario para su siguiente acto. Este, emocionado, canta mientras se prueba uno y otro vestido. Ensaya diferentes tonos de voz, hace ademanes y gestos frente a un espejo y repite de manera confusa los diálogos de tres obras distintas.

Adán entra al baño, enciende la luz, deja el celular en el borde del lavamanos, levanta la tapa del inodoro, se sienta, toma una revista y busca la sección de personajes famosos. Luego, descarga el tanque y se mete en la bañera. Gira la llave, y a presión, sale un chorro de agua fría. Adán pega un grito. Al terminar su baño, sale de la ducha, se seca y se lava los dientes.

Alicia, antes de llegar al gimnasio, realiza un trote suave por el parque. Esta rutina le agrada, pues el contacto con la naturaleza le recuerda su última excursión por el continente africano. Alicia, absorta en sus recuerdos, es sorprendida por un grupo de niños que le disparan chorros de agua fría que la hacen reír. Enseguida, pasa una mano por su rostro mojado, se sacude y continúa con su recorrido hasta llegar al gimnasio.

ESCENA 7

Alex se encuentra dramatizando su segunda obra, pero este se bloquea, se repiten varias imágenes de otras versiones de él y se desarma. La pantalla queda en blanco, el escenario desaparece y un pequeño píxel de color rojo parpadea en el centro del televisor. El píxel, poco a poco se transforma en Alex y se presenta con apariencia distinta.

Adán, en su habitación, nota que Alex dramatiza una segunda obra. Indiferente, se quita la toalla y la pone en el espaldar de la silla. Luego, busca en un cajón un par de calcetines y toma los que primero encuentra. Coge una camiseta esqueleto y una camisa beige arrugada del suelo y se las pone. Se sienta en el borde de la cama y debajo de esta, alcanza un pantalón de paño viejo y desgastado que usa todos los días.

Alicia, de regreso en su apartamento, deja sus llaves en la repisa junto al sobre negro. Enciende su reproductor musical y baila sensualmente una canción que su amada Danna ha compuesto para ella, mientras se desnuda de camino hacia la ducha. De su closet, toma un blue jean, una camisa negra, una pashmina roja y un par de zapatos que combinan perfectamente con el outfit preparado.

ESCENA 8

Alex habla interminablemente de Alicia, cosa que a Adán le gusta y le entretiene. Sin embargo, este no dice nada. Cansado de su indiferencia, Alex, haciendo una mueca, repite junto a Adán lo que este dice cada mañana: “HOY, ES UN GRAN DÍA PARA IR A LA OFICINA”.

Adán amarra sus zapatos, viste un blazer de color pardo oscuro, se mira al espejo, se ajusta la corbata, se aplica una loción barata en el rostro, toma un peine viejo y después de pasarlo por su pelo medio largo y canoso, sonriendo, irónicamente, dice: “HOY, ES UN GRAN DÍA PARA IR A LA OFICINA”.

Alicia, lista para ir al trabajo, nuevamente abraza y besa a Uggie, toma su delicioso café expresso, guarda las fotos en el sobre blanco, toma su bolso, las llaves y sin perder tiempo, antes de salir de su penthouse, se mira al espejo, hecha su cabeza hacia atrás y sonriente y convencida dice: “HOY, ES UN GRAN DÍA PARA IR A LA OFICINA”.

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