Me dejaste tus besos en un pañuelo
estampados a fuego de intenso carmín.
Marca indeleble de tu pasión absoluta,
de un amor intenso y puro hasta el fin.
Me dejaste tatuada tu vida en el cuerpo
con tantas marcas que dejó el amor.
Cicatrices de la vida misma
que te intentan salvar del dolor.
Me dejaste tanto mundo por ver
y cientos de vidas para parir.
Me enseñaste lo que nunca aprendo
y todo lo que me importa sentir.
Te dejé un despliegue de ilusiones
y muchas maneras de convivir.
Caricias que lindan con la locura
y sensaciones que te inducen a vivir.
Te dejé manojos de triviales emociones
que te despiertan con besos cada mañana.
Bajo la almohada te dejé canciones
y las tiernas letras de mis baladas.
Te dejé esperanzas que alientan
y acciones que rozan el amor.
Cada verso escrito con mi sangre
y cada rima que brota de mi corazón.
Nos dejamos en el aire situaciones
que entre los dos supimos resolver.
Cada intento de amarnos es un logro
que siempre nos sirve para entender.
Nos dejamos una inmensa cantidad de cosas.
Nos compartimos cada día un poco más.
Nos enlazamos en nuestros silencios
para comprendernos sin mirar atrás.
Nos dejamos amores y diversiones,
tantas cosas por compartir.
Nos dejamos tanto, y aún juntos,
con tanta vida buena por fluir.-
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