Sigo aquí, Sibilino

Sigo aquí, Sibilino

F.P. Infante

16/11/2022

Mis abrazos más largos son contigo,

Que dulce eres cuando lloro desconsolada a causa del destino.

¿Por qué me consuelas como si conocieras el dolor que atraviesa mi alma? 

Como si para entenderme no hicieran falta las palabras.

No quiero tu consuelo, no quiero tu cariño, 

Usted se ha vuelto el centro de todos mis delirios.

Me tienes dando vueltas en círculos,

Que vacía me siento cuando no sé qué tienes Sibilino.

Mi corazón es el espectador principal en esta tragedia que llamamos conexión, 

Pero la realidad es que me destruyes poco a poco sin contemplación,

¿Qué significa este antagonismo entre los dos? 

¿Por qué es tan complicado tenerte sin renunciar a ser yo?

Me siento tan cerca de tu amor, como un sordo se ha de sentir del canto de un ruiseñor;

¿Qué es este dolor? ¿Qué es este delirio? 

¿Cómo puedo amar a alguien que a la vez pone en tela de juicio mi destino?

Tu sonrisa es la calma que canaliza mis desventuras, 

Y tus manos las que, cual lago desembocan en el mar de mis locuras.

Mi obsesión no tiene límites, estoy a su merced…

¿Acaso lo duda? Pues no puedo pasar un día si no sé nada de usted.

Que castigo más angustioso,

Puedes privarme de todo, pero sufro cuando no puedo oír tu voz,

Que cruel eres conmigo entre tantos desniveles, oh, astuto ejecutor.

Penitencia divina pertenecer a alguien que me debilita y me fortalece a la vez, 

¿acaso disfrutas ver como mi alma se derrite por tu ser?

Sí, lo haces, yo lo sé…

Recuérdame que existo o me olvidaré, dime que me quieres y regrésame mi ser.

Ahora quiero más, es tu culpa.

La belleza se queda corta cuando miro tu rostro entre la luna.

¿Dedicarías tu vida a la vida de otro ser humano?

La respuesta es: sí.

¿Me amarías tú sin miramientos? 

¿Lo harías sabiendo que soy una catástrofe ante todo lo violento?

Contigo soy todo lo que no puedo ser ante el resto,

Amo amanecer contigo y mirar tu rostro inexpresivo.

Amo el calor de tu cuerpo, tanto como amo escuchar el viento embravecido…

Amo tus labios, tanto como amo ver el cielo oscurecido…

Qué hermoso eres ante mis ojos entre tantos prospectos, Sibilino.

Tus ojos son como escuchar el sonido de un violín en mi estado más vulnerable.

¿Qué harás al verme en este estado tan deplorable?

Es terrible, lo sé, pero es tu culpa.

Yo pagaré el precio por tener tu corazón,

Pero a ti jamás te alcanzará para pagar el precio por mi obsesión ya para nada oculta.

¿Acaso no sabes quién soy?

Pues me presento, soy a la que le arrancaste el alma,

Y también a la que le robaste el aliento aquella madrugada.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS