Un rostro que no es tu rostro transmuta
otro que no es el mío.
Solo soy el dueño de la máscara gestual
que al irse nos lleva juntos,
y en dispar zarandeo del alba
-confín de la sal y de la piedra-
Cada uno huye del otro.
2-
Hoy el cielo truena:
me inclino y alcanzo la devoción
en los vastos desvíos del fondo
donde los informes globos dantescos
azotarán la piel de la tierra.
3-
Incrustada en las esquirlas del follaje:
dichosa baja la lluvia incesante,
rastreo tu mirada lunar,
pero ahora no siempre es ayer.
4-
busco en tu mirada
pero no siempre es ayer.
No siempre la fatal diapasón de las
cavernas y de las guijas
pavimentan la noche inexplorada.
5-
En los confines irrespirables,
alocadas danzas del viento
conjugan manos
unidas y fervorosas:
dialogan, murmuran intensidades
de aquellos que fueron vida
y que en un instante
– en abiertos capullos de la herida-
Dejaron el rugido y la estampida.
6-
Con tu nombre doblegado por la niebla
procrearon el círculo quebrado,
en la forma del celo, una plataforma infinita del
gozo.
7-
Ahora tus manos conjugarán fervorosas.
En la soledad será libre en el silencio exacto:
en esa adoración permitida treparé al cosmos
que si aún estás te devuelve a mí.
8-
El libre aislamiento será en el silencio exacto
la deuda exacta del pasado, porque siempre
fuiste junto a mí.
8-
Hoy tengo la figura inmóvil que cambia;
y del contagio ansiado con el mundo que
gira contigo y del otro mundo que
gira conmigo, tengo la sonrisa imaginaria.
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