Me gustaría dejar todo y a todos. Dejar ese sentimiento de pérdida o de falta que está conmigo incluso cuando tengo todo lo que necesito. Podría dibujar nuevos caminos y nuevas sonrisas si tan solo fuera tan fácil dejar todo repentinamente, si pudiera encerrarme en mi misma. Pero no de la manera en la que lloras en la oscuridad y recorres tu dedo miles de kilómetros por una pantalla quebrada para perderte en otras cosas. Si pudiera encerrarme en mis sueños y mis metas y encontrar ese sentimiento de satisfacción que hace rato no me visita. Si pudiera… sería tan fácil. 

Dejaría todo y viviría mi vida soñada, lejos de muchas situaciones, lugares y personas que me hacen mal. Dejaría mi estudio y me iría a vivir como hippie, fumando flores y viendo las estrellas; bailando sola, porque sola estaría; bebiendo de un río y cuidando una plantita que llevaría conmigo; estaría llorando todo lo que no he llorado porque no me he permitido; cantaría al sol mientras es reemplazado por la luna y escribiría en una placa de madera «yo estuve aquí», solo para dejarla atrás junto a mis letras y seguiría mi paso hacía adelante sin ningún punto fijo al cuál llegar. 

Si dejara mi vida como está ahora perdería muchas personas y cosas que en realidad me hacen feliz. Perdería momentos de risas y miradas de amor, perdería mis ganas de escuchar la misma música y perdería el sentimiento de desorientación que me hace querer seguir adelante una vez más para decirme a mi misma que no puedo rendirme.  

Si dejara todo ¿alguien me extrañaría? ¿Alguien lloraría o me buscaría? Si dejara todo ¿sería feliz? ¿podría aceptar que dejo todo atrás sin terminar lo que alguna vez empecé? 

Si me alejo, ¿podría volver?

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