La bruja con sus nigromancias convertía al lobo en hombre. Durante una noche al mes se permitían disfrutarse uno al otro con una pasión incontenible. Cuando el sol salía él volvía a ser un lobo. Esa noche, él fue a su choza, escondida en lo profundo del bosque, como lo hacia desde que la conoció. Pero, no la encontró. Preso del pánico recorrió todo el bosque y bajo la luna aulló amargamente. Cuando ceso escucho el llanto de ella. Corrió hacia el poblado y allí en una mazmorra con un grillete en su pierna, la vio. Sin ser visto, se introdujo por los barrotes de la mazmorra y en su regazo apoyo la cabeza. Ella lo acaricio. -Mi fiel amante- me han delatado, para el amanecer mi cuerpo será ceniza. Ahora márchate y cuando llegues a lo profundo del bosque veras que se ha desecho la maldición y serás al fin un hombre; no volverás a ser perseguido. Sera mi regalo de despedida. Cuando llego, donde la bruja le había indicado, vio transmutarse su cuerpo y al salir el sol así se quedo. Mientras a lo lejos, el fuego se llevaba a la bruja. Nunca mas seria un hombre lobo sin embargo, seria un hombre solitario ya que sin su bruja se había quedado.
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