Eran las cinco de la tarde

Y el torero agonizaba en la arena

El público entre aplausos y lagrimas

Tiraban flores

El toro herido de muerte

Esbozo lentamente una lagrima

Ambos morían en la espuerta del rodado

Parecen como si ambos pelearon a conquistar la noche de lágrimas

Pero este no pudo

No pudo llegar a herirlo de muerte

Y callo

Y murió en paz

Los palcos se enlutaron

Se perdió como un loco en la arena

Busco regocijo y hallo la conquista de la muerte

¡Ven torero!

¡Ven otra vez!

A derramar la sangre en el rodeo

Y así ambos murieron llenos de glorias

De claveles en la arena y rosas para las cinco de la tarde.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS