En la luna están… 

Los recuerdos más entrañables,
mezclados con miel y sal…
Las esperanzas plateadas,
guardadas al fondo de mi cofre de soledad.
Los juguetes descoloridos por horas compartidas,
al crecer entregados a otras manos que supieran acariciar.
Los besos deseados hasta que creía morir
y los besos que me inundaron el alma porque no les supe evitar.
Los orgasmos silentes, surules benditos llenos de bondad,
y los gritos exagerados acompañados de risas nerviosas cuando lograba ganar al jugar.
Los consejos con sonrisas sabias, con sus ojos íntimos
y redondos, surcados por tiempos eternos…
Las ilusiones nunca confesadas al espejo, pero que sé que
por muy lejos que me oculte, siempre me van a encontrar.
Y los miedos cervales, dispuestos a cambiarlo todo en un parpadeo.
Todos estos están en la luna.
Los encuentro cada vez que la miro, hermosa, brillante, increíblemente perfecta en su cambio continuo y en su luz reflejada en mis ganas de navegar.
Ella es mi refugio vital. Es una diosa poderosa que todo lo sabe callar. Por eso le confío mis suspiros, mis deseos y el porvenir con sus sonrisas y lágrimas, esperando un despertar en paz.

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