Y las verdades ocultas
murieron bajo mis labios…
sellados.
No dejaron de ser ciertas,
sin embargo.
Aunque no me asomo al ¿Por qué? y tan sólo puedo tantear el ¿Cómo? palpo en mis adentros una pompa rosa nacida de este amor clausurado.
Ella late sensible y me llena de ilusión y miedo, a partes iguales. Se ha convertido en mi nuevo núcleo.
¿Quién lo diría? Lo vertiginoso del comienzo fue el preludio de esta caída al abismo profundo de tus besos ausentes.
Estás sin estar… mientras, te voy olvidando… y riegan mis lágrimas esta creciente “nada” que apaga cualquier intento de referencia a tu voz. A tus labios. A tu “yo” en mí, que ya es sólo dolor.
Pervive dentro la inmensa felicidad de haberte encontrado. Aunque fuesen tan pocos los parpadeos de nuestras lunas. Ruego que las estrellas certezas no acaben destruyéndome.
Creo que siempre estarás aquí. No seguiré intentando evitarlo.
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