¿Pero será realmente culpa del estudiante, o será culpa del sistema académico que no ofrece o crea una educación de calidad, una educación que sea erotizante y mayéutica para el estudiante y, que valore el esfuerzo del estudiante o las cosas que él aprenda y no que el estudiante realice las actividades, evaluaciones, exámenes, tareas, trabajos, quizzes y otras maneras de calificar cualitativa o cuantitativamente al estudiante? Por consiguiente, ahora surge una nueva cuestión, ¿realmente al sistema educativo le interesa que los estudiantes aprendan? Un día una persona comentó: «los estudiantes hacen trampa en los exámenes porque al sistema académico solo le importa el éxito y no las cosas que alguien aprenda». Hablando con sinceridad, los estudiantes realmente van al colegio a ganar números o letras, dependiendo del sistema de evaluación), y el estudiante no va autorrealizarse, es decir, como propuso María Montessori: que la escuela no sea un lugar donde se «transmiten conocimientos», sino donde el profesor ayuda al desarrollo físico y mental del alumno, basándose en la libertad y el juego. Para qué una persona necesita el diploma para certificar dicho conocimiento, lo más importante es lo que hay en la mente, los conocimientos que tenga la persona. Para que te imagines, es como un estudiante que hace la tarea pero al momento de preguntarle algo sobre la tarea no sabe responder, y dice: «profe, pero hice la tarea, de Wikipedia pero la hice». ¿Usted piensa que ese estudiante merece una buena calificación o más bien una calificación básica? Bueno… mejor no respondas la pregunta porque una nota cualitativa o cuantitativa no refleja la capacidad del estudiante. Paulo Freire reconoció que la educación debe tomar en cuenta el contexto social donde ocurre, y que no se trata de «depositar» los conocimientos en el alumno, sino en el desarrollo de su pensamiento crítico.
En algo en lo que están de acuerdo los pedagogos es en que enseñar y aprender no es lo mismo: se puede aprender sin enseñanza, pero sin aprendizaje la enseñanza no existe. Además, el aprendizaje sólo se puede dar cuando es significativo: el conocimiento debe tener sentido para el que aprende. Quizá ahí esté la contradicción de la escuela: en su afán de enseñar conocimientos que no sospechábamos, lo cual es maravilloso, pero muchas veces intenta obligar a los estudiantes a memorizar datos que no significan gran cosa en sus vidas. Eso es lo que, en el fondo, puede hacer que estudiar se vuelva una labor tediosa.
Y ya para finalizar, te quiero dar un consejo si te está costando estudiar, hay una técnica llamada «PODER».
Previas: Reconoce las condiciones previas. ¿Qué es lo que ya sabes de este tema? ¿Qué necesidad o deseo cubrirás con este nuevo conocimiento?
Ojea: revisa «por encimita» lo que vas a estudiar. Si es un libro, ve el índice y pasa tu mirada por los párrafos que llamen tu atención. Se trata de darte una idea general de lo que estudiarás.
Detalla: Ahora sí, de parte por parte. Subraya con un color aquello que te gusta, con otro color con lo que no estés de acuerdo, con otro más lo que no entiendas. Toma notas de las partes interesantes.
Expresa: Para incorporar el conocimiento, escribe un resumen, dibuja un diagrama, realiza un mapa conceptual: Imagínate que le vas a explicar a alguien lo que acabas de aprender. O mejor ¡explícaselo!, a una persona.
Reflexiona: Toma nota de que aprendiste, para qué te puede servir, cómo hicistes para aprenderlo y qué otras curiosidades te despertó.
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