Efìmera.

Efìmera.

Dobby

30/09/2022

Cuando era sòlo una niña, soñaba, como todos a esa edad, en llegar a ser grande, para volar, realizar mis sueños, tener libertad.

Hoy soy una adulta, y al paso que fui creciendo, personas se fueron yendo. Cada vez me quedaba màs sola. Incluso cuando estaba rodeada de gente. A veces lograba pequeñas cosas que me hacìan sentir satisfacciòn, otras veces me descepcionaba a mi misma. Pero el tiempo seguìa pasando. Jamàs supe que se detuviera por nada, por nadie. Con el paso de los dìas y de las experiencias, me di cuenta que quizà no es el tiempo quien no se detiene, quizà somos nosotros quienes no podemos parar. 

Seres comùnes en constante movimiento. Imparables. Salvajes. Algunas veces Indescriptibles. 

En medio del caos, a veces hay excepciones que nos hacen sentir vulnerables. 

Momentos que, por màs que lo deseemos no volveràn a pasar. 

Escribo hoy, por los recuerdos que tengo en mi memoria, momentos que no quiero se pierdan en ese lugar que tanto temo, el olvido. 

Me enfoquè tanto en crecer, en «vivir», que muchas veces pasè por alto lo que valìa la pena.

A esa mujer, la mujer màs fuerte que jamàs conocì y que hoy ya no puedo decir nada, ojalà supiera que lo siento por todo. 

Cada noche recuerdo la voz, los ùltimos dìas, las circunstancias, el tipo de estancia, las pocas risas, y la peculiar forma que tuvo de mostrar afecto en sus ùltimos dìas. 

Vivimos pensando que las cosas, la vida y las personas tendràn el tiempo suficiente hasta que nos decidamos a actuar, pero nos equivocamos la mayorìa de ocasiones. 

Fue un roble, en sentido metafòrico. Sin doblegancias, con desicion, nunca hacìa falta motivaciòn, tenìa que seguir y era lo que siempre hacìa. Sin làgrimas. Sin redundancias. Sin arrepentimientos. Hacìa lo que hacìa falta y màs. Visionaria y con caràcter. Debota y leal. Era asì. 

Pocas veces demostrò cariño, pero sin duda lo sentìa. Su sola presencia imponìa autoridad donde estuviera. Firmeza era todo lo que conocìamos. Un clima, una enfermedad o un problema no la detenìan. 

Hasta que ese dìa llegò. Y ya no pudo màs. Y yo me pregunto, si yo habrìa podido hacer màs. 

Si yo hubiese prestado màs atenciòn. 

Ni siquiera fui capaz de despedirme de ella. No querìa ese recuerdo tambièn. 

Y cuando al final se fue, la verdad cayò sobre mi como valde frio de agua. Jamàs tendrìa la oportunidad de nuevo. Porque cada vez que la tenìa, la dejaba pasar. Por que tenìa otros asuntos, por que pensaba que no importaba, o quizà, por que era demasiado cobarde. 

Ahora entiendo que es algo con lo que deberè vivir, que la libertad que tanto añoraba ni siquiera existe, ahora estoy presa del arrepentimiento, la nostalgia y los recuerdos. 

Las cosas que querìa lograr son vanales, no duraràn para siempre, y siempre estamos posponiendo a las personas importantes. Reconozco ahora cuàn efìmeros somos. Un momento. Un abrir y cerrar de ojos. Menos que el paso de una estrella fugaz. Incrèdulos. Sintièndonos imponentes cuando en realidad somos nada. 

Aùn asì, intento no pensar en las cosas malas, sino en las veces que sonreìa, las pocas veces que convivì alegre en su compañia. Y aprender. Y seguir, como ella lo hacìa. 

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