Después de mucho tiempo, tome el coraje de ir al lugar que se convirtió en nuestro punto de encuentro, donde sabía que lo encontraría tarde o temprano, donde pasamos la mayor parte del tiempo y donde fui feliz.
Al cerré los ojos, pude percibir su aroma a albahaca fresca, tuve la sensación de que él vendría a saludarme como antes, pero al abría los ojos me encontraba sola rodeada por arboles y el vaivén del viento.
Estaba a punto de irme, una hoja cayó sobre mi regazo, la tomé entre mis manos y sentí como si mi vida pasada volviera de repente. me vi a mí, un poco más joven, más inocente, mi maquillaje era más simple, mis uñas estaban sin pintar, mi cabello era más largo y sin teñir…
Era finales de verano, a simple vista un día ideal, un hermoso día nublado donde el viento era refrescante, la ocasión perfecta para usar ropa abrigada y cómoda, un día más de clases, las clases pasaron muy rápido.
Cuando estaba a punto de irme, comenzó a caer una llovizna, pare a ver cómo caían las gotas sobre el pequeño techo frente a mi. La lluvia comenzó a caer con más intensidad, la gente comenzó a correr buscando un refugio.
Estaba tan inmerso en esa hermosa escena que no me percate de la presencia de Thomas, un compañero de clase con el que había dejado de hablar al cambiar de horario. Me sorprendí al verlo. ya que estaba completamente empapado, pensé que se enfermaría. Todo parecía indicar que mi mirada no fue discreta ya que mientras exprimía su camisa, sonrió y dijo:
–Hola Ana.- su mirada me recorrió de arriba y hacia abajo, suspiró y continuó con lo suyo.
–Hola Thomas.- sonreí- sin duda, te vas a enfermar.
–Es lo mismo que creo yo. -le sacó la mano, re cogía un poco de agua y salpico mi rostro.
–Vas a empezar.
–Es para que estemos igual.
–Está bien, pero ahora es mi turno
Me acerqué a él con la intención de darle un golpe en la cabeza, pero en lugar de eso, acaricié su caballo, mi mano se empapó, pensé que se vería extraño y que pensaría que era extraña, pero él solo sonrió.
Continuo exprimiendo su ropa mientras hablamos hasta que cesó la lluvia. Al día siguiente se sentó a mi lado mientras terminaba mi tarea.
— ¿Qué estás escribiendo Ana?.
–Termino mi tarea, tengo que escribir sobre algo bueno que pasó ayer, pero no puedo pensar en nada. ¿Puedes ayudarme?.
–¡Como puedo ayudarte?.
–Dame un ejemplo, dime algo bueno del día de ayer.
Thomas se acercó mas a mi — déjame pensar… ayer fue un buen día porque te vi, ambos sonreímos, continue con mi tarea mientras él solo me contaba sobre una película que había visto al llegar a su casa.
Desde ese día pasamos todo el tiempo que pudimos hablamos entre clases, caminábamos de juntos bajo la lluvia, una vez mientras estudiábamos bajo un árbol hicimos la promesa de plantar uno juntos, me acompañaba a estudiar (yo estudiaba mientras el dormía) comenzamos a planear el futuro.(plantar un árbol, ver películas, cocinar albóndigas, aprender canciones nuevas , etc.) y compartimos los mismos amigos. Todos los miércoles comíamos helado mientras jugábamos al dominó, cuando llovía jugábamos en los charcos o nos sentamos en las jardineras y nos mirábamos como las gotas que caían en nuestras manos.
Describiría nuestra relación como muy infantil, hacíamos guerras de bolas de papel, jugamos tres en raya, papel de piedra o tijeras, finger broker, etc.
Cuando jugaba al ajedrez, solía estar a tu lado recostada en la mesa, mientras escuchaba música y lo miraba, él siempre me decía:
–Ani no me veas.
–¿por qué no puedo verte?.
— Me estás desconcentrando.
— entonces te veré para que pierdas.
Siempre se enojaba y pero siguió jugando, nunca perdía, pero le tomó más tiempo ganar.
Un día, mientras esperaba a que Julio regresará de la tienda, se recostó a mi lado, me quitó el audífono, se quedó solo así un momento y cuando comenzó una nueva canción, comenzó a recitarme.
— Amo lo que veo y lo que escondes, amo lo que muestras o insinúas, amo lo que eres o imaginas.
— ¿Qué estás haciendo?. –Sonreí–
— Amo lo que dices, lo que callas, amo tus recuerdos, tu olvido, amo tus olores, tus fragancias, te amo en el beso y la distancia y amo lo que amas… yo…Te amo…
Mi corazón comenzó a acelerarse y él siguió — No te parece que es una canción demasiado directa.
–A mi me gusta, solo imagínate que te la canten o que digan que pensaron en ti al escucharla…seria fantástico en mi opinion.
–A mi también me gusta, pero no por eso deja de tener una letra parecida a una confesión de amor.
Finalmente regreso Julio, así que nos incorporamos y siguieron jugando. Thomas comenzó a narrar el juego como si de un torneo internacional se tratara, acompañado de ocasionales chistes con recencias que solo nosotros comprendíamos.
Julio lo miraba sorprendido, mientras movía a su caballo de casilla comento:
— Es muy extraño verte actuar de esta forma Thomas.
–Porque lo dices – pregunte intrigada por su comentario.
siempre que jugamos esta muy tranquilo, o demasiado concentrado, a veces ni me ve, solo se enfoca en el juego, pero hoy es como si fueras otro… me sorprende ver que puede entablar una conversación que pase de 5 líneas.
Thomas se limitó a sonreír.
Otro día mas mientras esperábamos que la lluvia terminara, note que Thomas estaba muy callado, le pregunte si tenia algo, después de dudarlo un poco dijo que cambiaría de carrera. Al principio no quería aceptarlo. Porque existía la posibilidad de que termináramos distanciándonos, él me prometió que seguiríamos viendo cada uno, así que termine aceptando principalmente porque ya no podía cambiar nada.
De a poco mi vida volvió a cambiar, finalmente llego el día en que Thomas comenzó otra historia y yo intente volver a mi rutina, todo parecía andar de la misma manera, pero dentro de mi algo seguía faltando. Nuestra relaciona se limito a tener esporádicos mensajes de texto cada tanto. Al principio no había notado que evitaba cada lugar que me lo recordaban, cerraron la heladería y poco después note que nuestro lugar ahora estaba ocupada por alguien más. Comencé a hacer nuevos amigos y comencé salir con alguien más. Mi vida continuó así durante un año y medio más.
Hace unos meses mi relación terminó y hoy finalmente puedo decir que estoy sanando. Hoy es mi cumpleaños, mis amigos decidieron celebrar conmigo, pero antes de ir a la reunion pase a la facultad para recoger algunos papeles. Al cruzar una calle creí ver a Thomas, pero no hablé con él y seguí caminando para poder terminar mis pendientes a tiempo. Llegue justo a tiempo recoger mis papeles, antes de partir, me detuve en nuestro lugar favorito, tratando de comprender las razones por las que nos habíamos separado, vi la hora, respire profundamente, puse la hoja sobre la mesa y caminé hacia la salida.
–¡Ani espera! — Miré hacia atrás.
–¿Thomas?.
–¿Qué estás haciendo aquí?.
Respiraba agitadamente. –Sabía que te encontraría aquí, te vi pero no estaba seguro de hablarte, pensé mucho y corrí antes de perderte.
–¿No me has perdido, estoy aquí?.
— Ya te había perdido, así que estoy decidido a no repetir mis errores. A menos que no sientas lo mismo que yo.
–No te entiendo.
–Recuerda que te conté sobre el jardín que estaba plantando.
–Sí, el que tenías en tu corazón.
–Las flores crecieron a tu lado e incluso un árbol comenzó a dar frutos.
–¿Un árbol?.
— Ana, ¿Cómo te explico?…me gustas y me di cuenta cuando ya estábamos lejos el uno del otro. –Sonreí de oreja a oreja–
— ¿Qué pasa, Ana?.
–Nada, es solo que si te había entendido, desde que te vi corriendo hacia mí.
–Entonces, ¿Qué dices, quieres seguir cultivando plantas conmigo?.
–Está bien, pero…¿Qué tal si plantamos árboles frutales, carnívoras y plantas tropicales?.
Tomo mi mano y comenzamos a caminar hacia la salida.
–está bien, pero tienes que ayudarme a regarlas.
— Está bien, pero solo una vez a la semana.
Él asintió, mientras sonreía y seguimos caminando, irónicamente comenzó a llover.
–¿No te parece una ironía?.
–Creo que ya se cuando comenzaste a gustarme.
![](https://clubdeescritura.com/wp-content/uploads/users-154/user-153302/2022/09/c4e549fc34f63e5a0906132650a76b59-1855539938.jpg)
OPINIONES Y COMENTARIOS