Te escribo porque siempre me ha costado expresar mis sentimientos con palabras, a veces la tristeza llena mi garganta y me ahoga en un mar de lagrimas, que ahogan el sonido, que nublan mi mente, y quedó desamparada en el miedo y la desolación. Pero cuando escribo, un poder casi sobrenatural, surge en letras y aclara la mente. Tal vez nunca leas esto, quizás, lo escribí para mi, para decirte lo siguiente: amor, siempre pensé que nuestro encuentro no fue casualidad, habón tantas coincidencias, que yo juraba que una fuerza divida nos obligo a encontrarnos. Desde que te toque la primera vez, en ese saludo, supe que había una historia que contar para nosotros, pude dejarla pasar, pero estas líneas no existirían y tampoco todo lo maravilloso que tuve gracias a ese instante. Al principio fue un amor loco, desenfrenado, más regido por el deseo que por el amor, en ese instante supe que es de esas historias que no duran, pero que vale la pena vivirlas para contarla. Justo cuando el deseo y la pasión calmaban, como las tormentas, y el final se veía cerca y contundente, llegó a nuestra vida un milagro, sin desear y sin esperarla, ella tejido unos hilos muy fuertes entre nosotros, apaciguó el fuego, pero lo cambio por un calor que no había sentido nunca, el verdadero amor. De pronto algo que comenzó como un juego, una relación sin esperanzas, se volvió algo tan poderoso que cambió nuestras vidas. Aun hoy pienso que fue lo mejor que pudo habernos pasado. Ella llegó para curar muchas cosas, no solo en nosotros si no en todos quienes estaban a nuestro al rededor. Fue magia. Después, con la seguridad de estar siempre con ella, creamos planes y sueños, metas y anhelos, hicimos sacrificios y dimos lo mejor de nosotros con un solo fin, ella. No teníamos nada esos primeros años, pero teníamos todo. Luego vinieron años difíciles, embarcados en un sueño, navegamos aguas turbias, en ese viaje la tormenta no nos dejó ver con claridad a dónde íbamos, estuvimos a punto de naufragar, y de pronto llegó ese otro ángel, un ser tan sensible y Tan especial, se aferró con fuerzas a esta vida, para recordarnos que seguía habiendo amor en alguna parte, aún así, el barco sufrió muchos golpes, uno de gravedad, que nos hizo arrodillarnos a la tormenta. Y en medio de esa tempestad por fin pude ver la mano que nos había unido desde aquel día, siempre estuvo ahí, cuidándonos, nos recordó el camino, nos trajo paz, nos trajo perdón, pero sobre todo nos trajo amor. Yo te dije un día, que jamás me había sentido más llena de amor que cuando sentí a Dios en mi vida por primera vez, no tuve miedo, me di a mi la oportunidad de amarte de nuevo, sin restricciones, sin miedos, sin culpa, sin rencores. Creo que jamás te había amado como en esos momentos, yo estaba segura de envejecer contigo y entregar cuentas el último día de mi vida, sabiendo que te amé con todas mis fuerzas. Hasta hoy, sigo satisfecha de todo ese amor que nos dimos. Después de 10 años juntos, por fin decidimos jurarnos amor frente a él. Recuerdo mucho lo que Orte nos decía “cuando tú lo invitas el señor da con manos llenas” y así fue, nos dio un último regalo, ese niño que nos puso de cabeza de tantas travesuras y de tanto amor. Ellos tres han sido por mucho lo más maravilloso de mi vida. Te agradezco porque sin ti ellos no estarían aquí y no puedo imaginarme un mundo sin ellos. Pero el amor es una decisión, es una lucha diaria, enfrentar el mundo real no es fácil, las cosas del día a día van mermando, la distancia y la falta de comunicación son asesinos naturales del amor. No se, en que momento te rendiste, en qué momento dejaste de luchar, en qué momento decidiste que el amor no era suficiente para ti. Me has dicho sin cesar, que eres infeliz conmigo, que nos soy suficiente y que no puedes seguir así. Sabes, no te juzgo, solo tenemos una vida, una oportunidad, sino no es Justo vivir en la monserga. Aunque para ser sincera, esta historia contigo me ha enseñado que no puedo ser responsable de la felicidad de los demás, eso es responsabilidad de cada quien. Me duele decirte adiós, porque aún te amo, porque siento como termina esta historia y son las últimas páginas de un libro lleno de amor. Pero más me duele verte sufrir y agonizar a mi lado. Ojalá que encuentres lo que necesitas, ojalá puedas llenar tu espíritu y tu mente de amor. Se que no es conmigo con quien pasarás los últimos días, pero te deseo un mejor libro y un mejor final. Yo por mi parte, no puedo cargar con equipaje ajeno, no tengo porque cargar con lo malo, mejor me quedo con lo bueno, con los recuerdos, con las cartas, con las enseñanzas y lo maravilloso del viaje. Gracias por todo, fue una experiencia maravillosa. Te amo, formas parte de lo que soy. Voy a seguir, voy a estar bien porque yo soy feliz, tengo mucho amor. Adiós.
OPINIONES Y COMENTARIOS