Dejando
de lado el mundo
y
su eterna fanfarria sin cosecha,
sano
te parece olvidar y ser olvidado,
lejos
del ruido y del opinar taciturno,
que
gobierna por doquier.
No
es que merezca, en efecto, el mundo
sino
excusas o reproches, o más exactamente,
ambas
cosas, sin exagerar.
Pues
es con medida como el beso se da,
ahora,
que han pasado los años
y
no es necesario volver a recordar.
Y
sabe peor, y distinto, desarraigarse
y
echarse a andar.
©
OPINIONES Y COMENTARIOS