Cuando decidas volver

Pasan los días, semanas y meses de ese contacto cero. Pero un día equivale a un siglo y se siente dentro, en la profundidad de tu ser. Lo extrañas, sentís que no sos nada sin él. Tus días se vuelven aburridos, ya no tenes ganas ni de ponerte a estudiar… y no lo haces. Lloras como si se hubiera muerto, que es parecido porque no tenes más contacto con él. Un día te levantas y sentis que ya no te duele pero te lo cruzas y el mundo nuevamente se derrumba. Volves a recaer. Vienen los dolores físicos y terminas en un hospital, ¿todo esto hace el «amor»? 

Sentís que no te recuperas más, los días pasan, perdes tiempo y tu luz. Dejas de brillar, ya te apagaste, ahora toca buscar una fuente de energía y aprender a cuidarla. 

Querer volver con esa persona, por más daño que te haga, es parte del proceso pero somos nosotros los que decidimos ser fuertes o débiles. Caemos miles de veces pero todo tiene un alto. Entonces, cada vez que quiero volver recuerdo la última vez que nos vimos y se me pasa, un poco… 

Recuerdo cada actitud y detalle mínimo que me demostró su verdadero interés, equivalente a un 10% quizá. Pero también recuerdo las partes buenas que me mostró y no sé con cuál quedarme. Es allí donde comienzo a extrañarlo más y a confundir todo lo que pasó. 

Mantengo la postura y recuerdo lo que no me gustaba de él, pero no es suficiente. ¿Qué hay en él, que no logro desprenderme? 

Enumero las razones por las que siempre quise dejarlo pero toman vuelo de mi cuaderno y salen felices, convirtiéndolo todo en rosa, nuevamente. Me veo al espejo y veo a la que me convertí después de eso y me siento tonta porque apenas fueron tres meses y nos habremos visto unas cinco veces, porque me cancelaba sobre la hora. Entonces, ¿a quién le estoy llorando? ¿A él o a quien idealicé? Porque espero muchísimo de él, sin conocerlo. Soy consciente de que quizá estoy esperando de alguien que realmente no es él y le estoy llorando a alguien que no existe. Tengo todas las señales anotadas en mi cuaderno, todas esas pequeñas cositas que me demostraban que ahí no era. Pero qué difícil se pone cuando una sí quiere que ahí sea y se esfuerza por conseguirlo. Acción peligrosa ya que salis herida, con el corazón en la mano y encima perdes la batalla. Todo se vuelve absurdo; los pensamientos, las emociones, la vida, yo. 

Julietta


URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS