
Soñaba con encontrar al hombre perfecto, un hombre amable, caballeroso, educado, simpático; bello por fuera y por dentro; que me hiciera reír y consiguiera que me sintiera la mujer más feliz del mundo; que me llevara a lugares mágicos y me regalara palabras hermosas susurradas al oído, tratándome como si yo fuera su reina;…
…pero en lugar de eso, te encontré a ti; un Dios que decidió cambiar el olimpo por la tierra y venir aquí a vivir de una forma carnal solo por amor; un Ángel que se escapo del cielo para estar conmigo; un Superhéroe que es capaz, cada día, de dar su vida por ver una sonrisa mía; un Mago que gasta toda su magia en concederme todos mis deseos; un Guerrero espartano que se arriesgaría a luchar contra cualquier enemigo, solo por estar un día más a mi lado.
Pero no logre cumplir mi sueño, pues tu, eres lo que yo encontré; mi ambición se quedo corta al lado de todo lo que tu eres capaz de ofrecerme y hacerme sentir cada día, sólo con tu presencia; no eres el hombre perfecto, porque de esos hay muchos, tu eres simplemente el único; no puedo ser la mujer más feliz del mundo a tu lado, porque decir feliz es insignificante para compararse al sentimiento que tu creas en mi.
No podría haber imaginado nunca tener a alguien tan esplendido como tu en mi vida, pues yo sólo pude ofrecerte mis manos vacías y tu las cogiste y las llenaste poniéndoles tu corazón; pero hoy puedo gritar a los cuatro vientos orgullosa, que encontré a un hombre maravilloso, el que yo necesitaba,…
… pues tu y sólo tu, eres lo que yo encontré.
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