Dejar huellas, el propósito final de la existencia humana, pero ¿Como hacerlo? existen muchas teorías planteadas sobre este tema, sin embargo existe una muy sencilla que la resume en tres formas o tareas: sembrar un árbol, tener un hijo y escribir un libro según Jose Marti, poeta Cubano, esas son las tres formas de transcender en el tiempo, ahora resulta interesante analizar esto, de acuerdo a la interpretación particular.
Primeramente surge una interrogante, ¿que sucede con esas estirpes que no logran consolidar su transcendencia?, un icono referente de esto el caso de los famosos Buendias, de Gabriel Garcia Marquez, en su obra maestra «Cien años de Soledad», en esta historia el lector puede darse cuenta que ninguno de sus personajes logra encontrar el verdadero amor, y a parte de esto cada uno de ellos siempre tuvo acompañado de algún hecho desgarrador e inesperado, a fin de cumplir con la profecía explicita al final de la trama «…porque las estirpes condenadas a cien años de soledad, no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra».
Teniendo en cuenta esta profecía, pudiese inferirse que el tema de la transcendencia esta directamente relacionado con el amor, la capacidad de poder amar, generalmente garantiza el crecimiento de familia la continuidad del linaje. Siempre se ha dicho que el amor mueve el mundo, y es que incluso hasta después de la muerte, el amor puede prevalecer, porque para aquellos que han amado intensamente, la verdadera muerte es el olvido, y si, es de imaginar que estarán pensando que estas son frases que ya han escuchado repetidas veces por ahí, pero precisamente esa era la intención, porque fíjense aquí otro detallazo, cuando te tomas el momento de analizar y reflexionar sobre estos aforismos que de seguro te has encontrado frecuentemente en postales que comparten en redes sociales, entiendes que realmente no se tratan solo de frases trilladas, te das cuenta de que son resúmenes cortos y precisos, de grandes verdades universales, y en ese momento, justo en ese instante te percatas de que escribir es una forma de dejar un legado, vaya que si se puede trascender de otra forma que no sea la reproducción humana.
Finalmente esta la opción de sembrar un árbol, bueno evidentemente, al menos a titulo personal, esta parece ser la forma menos convencional, sin embargo la realidad es que si puede funcionar, para contextualizar la idea se tomara como referencia el fragmento de una hermosa y emotiva canción de música Venezolana, titulada «Aquel», la parte de la canción dice textualmente «… aquel rosal encendido que cuidabas con delirio todito se marchito ¿porque?, aquella voz cantarina que refrescaba su vida nunca jamas regreso», en este pedacito, se habla de un jardín de rosas que en tiempo pasado fue cultivado y cuidado con afanado esmero, por una persona que ha muerto, sin embargo post morten este rosal, evoca el recuerdo de la persona que ya no esta presente, el autor relata como desde el duelo, se percibe el deterioro de este legado, sin embargo el rescatar y cuidarlo redundara en una herencia una trascendencia en el tiempo de aquel ser querido que ya no estará presente de forma física.
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