MI INTENTO DE SUICIDIO:
En el momento en los que escribo estas líneas, me encuentro en esos momentos espontáneos, en los que uno sin saber porque, una simple canción, un simple texto, una simple historia o película, hacen que te sientas melancólico y te pongas a recordar momentos en los que as vivido y en los cuales han marcado tu vida.
Pues en esta ocasión ha sido una canción que ha sonado en un programa de talento en la tele, cuyo título era “Veritat” en castellano “Verdad”, un tema que habla un tema que hoy en día sigue siendo un tabú, y es el suicidio. Supongo que la sociedad piensa que, si no se habla, el problema desaparecerá sin más. De echo hay mucha gente que hoy en día sigue pensando que las personas que han pensado o incluso han llevado a cabo el suicidio, son unos cobardes, que han escogido la salida más rápida. Pero os puedo asegurar que nada más lejos de la realidad. La realidad es que quien por desgracia elige esta salida, en realidad lo ha escogido porque no encuentra otra salida. Y os puedo asegurar que cuando lo vas a llevar a cabo, as buscado por todos los medios otras soluciones, pero no las encontrado.
Y por desgracia yo lo sé porque estuve a punto de llevar acabo uno, pero en el último momento me acojone, si lo digo tal cual me acojone. Si es verdad que casi nunca me he arrepentido de la decisión que tomé en ese último instante.
El pensamiento del suicidio me vino en un momento en mi vida, en el que el mundo se me vino encima, hacia cuatro años que había perdido el mayor pilar que había en mi vida, mi padre. Una persona con la que podías contar con ella, sin importarle lo más mínimo si él se encontraba bien o mal, siempre estaba dispuesto a escucharte.
Pues bien, a los cuatro años como os decía, mi madre estaba a las puertas de las muerte. Yo tenía por esos momentos 19 años y me estaba viendo, solo en la vida. Sin esas dos personas que eran los pilares de mi vida. Cierto era que, con ella, la relación era muy tormentosa, pero justo a los 15 día de que los dos, nos empezamos a entender y a llevarnos bien, la puta muerte decide que se la quiere llevar, de echo es lo que hizo, me la arranco para siempre de mi lado.
Así que, en menos de cuatro años, me arrancaron de mi vida a las dos personas más importantes de mi vida. Me vi completamente solo, sin ningún solo apoyo, que me ayudara a levantarme cuando me caía y que me animara a seguir. Me quitaron esas dos personas a las que podía explicar que me había enamorado, las que estaría allí en mi primer desengaño amoroso, esas personas con las podría celebrar mis éxitos y por los cuales, se sentirían orgullosos de mí. Me arrebataron a esas dos personas, en mi fracasos estarían a mi lado apoyándome y dándome esos ánimos que tanta falta me hicieron falta.
Al poco tiempo del fallecimiento de mi madre, me vi tan solo, saturado, tan agobiado que intenté pedir ayuda, pero o bien no lo supe hacer, o bien los demás no supieron entenderme o simplemente pensaron que estaba exagerando. Y os puedo asegurar que era muy evidente de que algo no funcionaba muy bien en mi cabeza ni en mi vida. Porque una tarde, me dio un brote y empecé a lanzar platos y muebles “sillas” por el balcón de mi casa. A la cual se presentaron varias patrullas de la policía local y guardia civil. En frente de donde vivía, estaban los que por aquel entonces eran mis mejores amigos. Una familia con la que había vivo muchos buenos momentos, pero ellos que vieron como lanzaba los muebles y la vajilla por la ventana pensaron que era una de mis estupideces y a pesar de que las autoridades antes mencionadas les dijeron que me vigilaran y me llevaran al psiquiatra, porque lo que acaba de hacer no era normal. Pues como ya he dicho ellos se pensaron que simplemente era una de mis locuras, como ellos decían “idas de ollas”.
Fue en esa misma noche, donde mi cabeza tomo la decisión de que la única salida a ese sufrimiento que nadie parecía ver ni entender era el quitarme del medio. El medio elegido fue el coche, el lugar la autovía que unía Reus con Tarragona, el día indicado era entre semana, ese día tenia que ser entre semana y la hora perfecta entre las cuatro y las cinco de la mañana, porque así era menos probable que me llevara a alguien más, dado que a esas horas las autovías estaban vacías. El método era coger el coche y ponerlo a todo lo que daba de si, es decir unos dos ciento treinta kilómetros y al llegar a esa velocidad, soltar el volante y dejar que el destino hiciera el resto. Pero justo a media hora de la hora elegida, mi cabeza sin saber porque decidió echarse para atrás y no ejecutarlo. Para mi en esos momento pensaba que era un puto cobarde por no haber sido capaz de hacerlo.
Hoy en día, estoy más que seguro de que fue la mejor decisión que tome, porque gracias a ello he conocido a persona maravillosas que me han hecho darme cuenta de que en esta vida no estoy solo y que hay personas que se preocupan por mí.
Gracias a todos ellas por haber formado parte de mi nueva vida por así decirlo.
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