
Ese rincón escondido en ti, donde todo toma sentido, donde nada ni nadie puede molestarte, donde encuentras toda la quietud que necesitas.
Donde el silencio es el idioma, donde el alimento es el aire de paz que respiras, donde bebes de tu espíritu, donde el cuerpo desaparece y los sentidos se desvanecen; donde los ojos no sirven para ver, ni los oídos para oír; donde la boca calla y las manos se aquietan; donde los olores no pueden perturbarte; donde la loca de la mente recupera por un ratito la cordura.
Ese rincón pequeñito, donde se encuentra la palabra FELICIDAD escondida; el único sitio donde eres realmente tú, sin falsedad, sin hipocresías, sin máscaras, sin imitaciones baratas; solo tu, el excepcional, el genuino, el divino y celestial; el conductor del coche, que se ha bajado por un momento para estirar las piernas, para descansar de tanto ajetreo diario y poder notarse a si mismo y descubrir, que solo en ese rinconcito extraordinario, es el único lugar del mundo, donde se encuentra tu esencia, tu verdadero ser, donde eres tu mismo realmente,…
…¡Hay, mi rinconcito del alma!
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