La isla de las muñecas

Parece un escenario sacado de una película, pero es real. Existe una isla ubicada en el centro-sur de Ciudad de México en la que reinan miles de muñecas antiguas. Abandonadas a modo de ofrenda, algunas de sus cabezas se exhiben clavadas en estacas, mientras que otras permanecen colgadas de los árboles. La historia se remonta a 1950, cuando el propietario del terreno, Julián Santana, empezó a colgar muñecas como protección contra los malos espíritus. 

Parece un escenario sacado de una película, pero es real. Existe una isla ubicada en el centro-sur de Ciudad de México en la que reinan miles de muñecas antiguas. Abandonadas a modo de ofrenda, algunas de sus cabezas se exhiben clavadas en estacas, mientras que otras permanecen colgadas de los árboles. La historia se remonta a 1950, cuando el propietario del terreno, Julián Santana, empezó a colgar muñecas como protección contra los malos espíritus.

Los canales son la única vía de acceso a Xochimilco, una de las dieciséis demarcaciones de Ciudad de México. Para algunas personas, también fueron una trampa mortal. Concretamente a dos: Julio Santana Barrera, un lugareño de las tantas islas que conforman el paisaje y una niña pequeña de la que se desconoce su nombre. En la década de los 50, Santana encontró el cuerpo sin vida de la niña, que al parecer, se había ahogado tras quedarse enredada entre los lirios que crecen a la orilla. A partir de ese momento comenzaron a aparecer muñecas -algunas desmembradas, otras podridas- flotando a la deriva. Un espíritu recorría el tramo selvático, al menos así lo sentía Santana, que de forma compulsiva empezó a recoger las muñecas y colgarlas alrededor de su casa para protegerse.

No tuvo gran resultado, pues moriría años más tarde de la misma manera y en el mismo lugar. Su cuerpo aparecía flotando, al igual que la niña y las muñecas. Hoy, Xochimilco se ha convertido en un lugar de peregrinaje para los amantes del misterio y lo paranormal.

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