Cómeme y bébeme.
Quien cavo tu madriguera de conejo y hizo de ella su entrada, su profundidad que logra en su ser extasiar la carne, doblegar su sentidos, intensificar los colores en el abismo.
en el jardín de las rosas rojas y blancas observo cómo permites tu cuerpo reposar, maravillado, acepto tener relaciones con Alicia esperando de ella provocar el pudor en tu mirar.
Siendo así de tu impaciencia que del sombrerero loco te permites llevar, sumérgete en su locura mientras en sus manos, culpable la reina de corazón se desnuda solicitando hacer en ella un recorrido sin acabar.
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