
Tu me enseñas lo que es la luz y la oscuridad, porque si estoy sumergida en la oscuridad tu me iluminas sólo son tu presencia. Siento contigo el amor y el odio, porque te amo tanto que odio el tiempo que no estas conmigo. Eres el frío y el calor, frío en los momentos de dificultad y ardiente en los momentos de pasión. Me enseñas a la vez el horror y la belleza, pues es un horror verte enfermo o disgustado, pero es una belleza verte luego renacer con tu actitud. En ti están la estupidez y la sabiduría, porque con tu sabia estupidez siempre sabes sacarme una sonrisa. Tienes dentro de ti lo pequeño y lo grande, pues cuan pequeño eres comparado con el universo y que gran universo eres para mi. En ti encuentro la calma y la tempestad, la calma que necesito en mis momento de desesperación y la tempestad que me activa en mis momento de letargo. Definitivamente tienes que ser a la vez terrenal y celestial, porque no es lógico que sólo con tu simple cuerpo, seas capaz de transportarme continuamente en viajes hacia el cielo. Sólo hay dos opuestos que no te corresponden, el hambre y la saciedad, porque siempre tengo hambre de ti pero nunca consigo saciarme.
Eres mi principio y mi final, y lo mejor del final es que vuelve siempre otra vez al principio. Eres lo mejor de la noche y el día, porque si en el día te veo, en la noche sólo puedo sentirte. Eres el bien y el mal, porque si me siento mal tu traes todo el bien a mi vida. Eres lo viejo y lo nuevo, pues nuestra historia es tan vieja como el amor y nuestros cuerpos son tan nuevos que no lo recuerdan.
Y sin embargo, yo te hipnotizo, te engaño, te enveneno, te manipulo y te golpeo. Te hipnotizo sólo con mi mirada; te engaño diciéndote que te quiero, cuando estas palabras no pueden abarcar todo lo que siento por ti; te enveneno poco a poco con el aroma que desprendo de mujer enamorada; te manipulo con una sonrisa, para que te quedes conmigo un rato más cuando deber irte y te golpeo con el ímpetu de mi pasión.
Porque no sirvo para nada.
Porque no se hacer otra cosa contigo.
Porque sólo se… AMARTE.
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